La psicoterapia virtual (Online) es una opción segura para hacer un tratamiento

Las circunstancias tan excepcionales que nos tocó vivir, por la situación de pandemia del Covid-19, han generado múltiples problemas psicológicos en la población y agravado los de las personas que ya se encontraban en tratamiento. Las situaciones de riesgo permanente al exterior, los confinamientos,  así como el distanciamiento social y los medidas sanitarias impuestos, han debilitado nuestra percepción de seguridad y modificado nuestra manera de vivir en sociedad, lo que ha traído como consecuencia el incremento de síntomas de ansiedad, con casos de trastornos ansiosos, como: crisis de angustia con o sin agorafobia (miedo a salir al exterior y estar en espacios grandes o con mucha gente), ansiedad generalizada (miedo a que todo lo malo pueda ocurrir a su familia), trastorno obsesivo- compulsivo (preocupación excesiva por múltiples cosas, entre ellas: contaminación, contagio,…., con rituales de limpieza, desinfección, control y otros,….), estrés post traumático (en las personas que sobrevivieron a la enfermedad), depresiones (por la soledad, los duelos y las pérdidas diversas a las que tiene que asumir) , las autolesiones y suicidios, el abuso de alcohol y otras substancias, juegos de azar, abuso doméstico e infantil,… estrés económico, desempleo, endeudamiento,…. entre otras formas de desconexión social. 

A ese respecto, un grupo de expertos de Reino Unido (gacetamedica.com), luego de haber analizado las consecuencias de la pandemia Covid-19 sobre la salud mental, afirma que tenemos ahora una pandemia de salud mental que tendremos para afrontar, lo que es un reto tanto para los profesionales de la salud mental (psiquiatras y psicólogos) de adaptar las técnicas de intervención a un modo virtual (por videoconferencia) como para los pacientes, de hacer el esfuerzo de aprender mínimamente cómo utilizar una aplicación informática para entrar a su sesión. 

Cabe señalar, que durante estos meses muchas de las personas que han solicitado una atención psicoterapéutica, se han dado con la sorpresa de que los profesionales más experimentados han derivado sus despachos a una modalidad virtual (porque muchos de ellos son relativamente mayores y podrían ser vulnerables al Covid-19). En ese contexto, hemos visto que  algunas personas han asumido el reto y realizado sus terapias virtuales; otras, por el temor a no saber utilizar el internet para esa tarea (porque no tienen costumbre,…), se han quedado sin tratamiento o recurren a los profesionales jóvenes que están atendiendo de manera presencial (si ellos son profesionales habilitados oficialmente: psiquiatras y psicólogos, no habrá ningún problema y serán atendidos adecuadamente), otros aún, corren el riesgo de caer en manos de una serie de pseudo-terapeutas de todo tipo, que como el término “terapeuta” no está protegido legalmente, existe un abanico de alternativas de formaciones cortas que generan “terapeutas de X, Y, Z. …. y Coach de …”, que si bien es cierto, ellos podrían hacer un acompañamiento a una persona que lo está pasando mal, pero que frente a una patología real están totalmente desarmados. 

Hacer una psicoterapia presencial en este contexto de pandemia, tiene algunos inconvenientes, porque el protocolo sanitario implica realizar la sesión teniendo una mampara entre psicoterapeuta y paciente, ambos llevando mascarillas,…. , sin mencionar la desinfección de todo entre un paciente y otro, que sobrecarga de trabajo. El uso de mascarillas en sesión no permite ver lo que le ocurre al paciente, hay mucha información que se pierde durante la sesión. Además de que, cuando uno habla de sí mismo, hay emociones que afloran y el llanto es muy frecuente en esa situación, lo que no es muy práctico hacerlo con mascarilla.

Una psicoterapia virtual (por videoconferencia), permite ver el rostro del paciente, sus micromovimientos, la aparición de emociones,…., lo que nos da una riqueza de información que se puede gestionar oportunamente.  Razón por la que, la mayoría de los psicólogos, hemos adaptado nuestro equipamiento para trabajar con pantallas bastante grandes y poder aprovechar todas esas informaciones, como si se estuviera en persona. Además, con el uso de auriculares, se recrea la privacidad necesaria para la realización de la sesión y hacer el trabajo psicoterapéutico adecuadamente. Lo único que necesita el paciente, es una habitación en la que pueda estar solo, a puerta cerrada, para poder entrar a su sesión desde un ordenador , una Tablet o su teléfono móvil. 

Algunas personas han expresado un temor a la seguridad de lo que digan en sesión. En ese sentido, la protección del secreto profesional es exactamente el mismo que en presencial, además de que existen varias aplicaciones profesionales que son seguras y que el mismo psicólogo le envía al paciente, de manera que no tiene que hacer manipulaciones difíciles para poder entrar en la sesión virtual. No se graban las sesiones, salvo que se tenga la autorización expresa de hacerlo y sea un acuerdo entre terapeuta y paciente, como sucede en el modo presencial.

Finalmente, si usted siente que su calidad de vida ha bajado y que tiene problemas de ansiedad, depresión u otros,… que le impiden vivir bien, no espere demasiado porque el tiempo no cura los problemas psicológicos, más bien los cronifica (los agrava). Busque ayuda profesional (en internet encontrará muchos, vea su especialidad y fíjese si tiene habilitación oficial de psicólogo colegiado), pida hora y haga la prueba de una sesión virtual, si le gustó continúe con ello y si no, por lo menos lo habrá intentado. 

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Adaptarnos a la nueva “normalidad”

La nueva “normalidad”, frase que hace referencia a los nuevos hábitos que tenemos que aprender para que nuestra vida en sociedad funcione. Estamos saliendo de un largo confinamiento por Pandemia, que si bien nos permitió protegernos en casa, nuestra salida obedece más a imperativos económicos (la necesidad de reactivar la economía) que a una situación de seguridad sanitaria, pues el virus no ha desaparecido, sigue activo y, según  dicen los expertos, vamos a tener que aprender a convivir con él.

Durante el confinamiento pudimos observar con total impotencia el fallecimiento de muchas personas (incluyendo sanitarios que estuvieron en primera línea y que dieron su vida tratando de salvar la nuestra). Ellas partieron en la más dura soledad y sin poder despedirse  de sus seres queridos, dejándoles un vacío y profundo dolor. Hoy, es momento para ellas de reunirse en familia a fin de dar un adiós simbólico y continuar con su duelo. Para esas familias van nuestros mejores pensamientos y solidaridad con sus sentimientos.

La cuarentena impuesta en el mundo,  no  solo  ha ocasionado problemas,  también  ha dado un respiro a nuestro planeta  (la naturaleza  ha  retomado sus derechos, lo muestran  las  imágenes de animales en libertad, la calidad del aire,…) y  nos  ha  permitido hacer algunos aprendizajes  importantes, que  sería necesario  mantenerlos e  integrarlos  en  nuestra  vida, por  ejemplo: que nuestra casa es nuestro lugar seguro (con excepciones obvias en los casos de violencia intrafamiliar que abordaremos en otro momento). Que nuestra familia es lo más valioso que tenemos (hemos descubierto la riqueza interna de cada miembro), que podemos vivir sin comprar cosas superfluas (que podemos aprovechar más y mejor los recursos), que tenemos talentos escondidos (que el trabajo y el ritmo de vida no permitía verlos ni explotarlos), que lo que más extrañamos es el contacto con los que queremos, sobre todo las muestras de afecto (que ahora deben tener una forma diferente de expresar).

Las condiciones de vida durante el confinamiento  (muchas personas en espacios pequeños, sin
privacidad, con relaciones conflictivas,…), la imposibilidad  de  salir de casa  (porque el riesgograve aguarda afuera),  el aislamiento social  (largos periodos sin ver a nadie),  los numerosos cuidados  de  desinfección  (acentuados por  el   desconocimiento  del  virus  que se  tenía en ese momento),  la saturación de  noticias  y  redes sociales pintando un escenario apocalíptico a lo largo del día y la noche,… etc.,  han provocado  en  muchas personas, estados mentales críticos y acentuado los  ya  existentes  en  muchas  otras.  Hablo de los diversos trastornos de ansiedad (las obsesiones compulsivas, estrés post traumático,  ansiedad generalizada, miedo a infectarse, miedo a infectara sus  seres queridos, miedo a morir, agorafobia con ataques de pánico, …, depresiones,...Todos estos son trastornos que deben ser tratados adecuadamente y con prontitud, porque en ese tipo de trastornos, el paso del tiempo no cura, es más, lo cronifica (lo agrava), por dar un ejemplo, piense en una persona que comienza a evitar muchas cosas por la ansiedad que le provoca, “el miedo a infectarse” o “el miedo a tener miedo” (al imaginar que al salir de casa pueda encontrarse mal y no encontrar ayuda), hace que la persona se vaya convenciendo poco a poco que tiene razón de quedarse en su casa, y su patología se agrava, reduciendo progresivamente su vida a un espacio cada vez más pequeño del que le costará mucho salir cuando quiera hacerlo.

El tratamiento de los problemas  mencionados se hace con la ayuda de  psicólogos especializados  en  psicoterapia cognitivo conductual y EMDR  que  ahora  trabajan  de maneravirtual (como es mi caso). La terapia vía internet es otra habitud que tenemos que adquirir.
Cabe señalar que el modo virtual no tiene la riqueza del presencial en terapia, sin embargo con la aplicación del protocolo de seguridad por la situación de pandemia (desinfección permanente, hablar a distancia a través de una mampara de vidrio y con mascarilla) no permite tener la cercanía indispensable además de que recorta la mitad de la información (pues de la cara del paciente vemos solo los ojos), por lo que es preferible ver al paciente en la pantalla del ordenador y con la utilización de auriculares recreamos la privacidad de la situación terapéutica.

El desconfinamiento desenfrenado que se observa en algunos jóvenes que están en un proceso de negación del problema sanitario y la apertura de fronteras al turismo nos trae otro escenario con el que tendrá que lidiar la sociedad, pero el impacto psicológico ya lo estamos viendo en algunas personas que se encuentran en tratamiento, que al observar en los noticieros que muchos jóvenes están asistiendo a eventos muy concurridos, saltándose todas las medidas sanitarias, ya están preocupándose por una posible recaída, como me decía una paciente “vaya preparándose,… que si nos confinan otra vez me volveré loca”.

Algunas ideas para adaptarse a la nueva “normalidad"

  1. No se enfade ni se estrese mirando lo que hacen los demás. Piense que ellos son responsables de su vida y sólo a ellos les compete el cuidarla.
  2. Dirija su atención a las cosas que usted puede hacer: considere su casa como su santuario de protección, si posible quédese haciendo teletrabajo. Arregle su espacio para que esté más a gusto. Si antes su vida estaba centrada hacia afuera, vuelque esa energía para hacer de su casa un lugar muy agradable para vivir.
  3. Tenga rutinas saludables que le permitan tener un organismo preparado a defenderse y una salud mental acorde a ello. Aliméntese bien (sano y equilibrado), haga ejercicio moderado, tenga pasatiempos que siempre quiso hacer y que el tiempo no le permitió hacerlo (lectura, pintura, jardín, manualidades, ver películas,… descubra sus talentos escondidos!), manténgase conectado con su familia y sus amigos (el internet está a su disposición para acortar distancias).
  4. Al salir de casa, siga las recomendaciones de sanidad (distanciamiento físico, manteniéndose a 1 metro de distancia de las personas que no viven con usted, use mascarilla en los lugares cerrados o donde no pueda mantener la distancia adecuada, lávese las manos con jabón o con gel hidroalcohólico). Por lo demás, siga con sus actividades habituales sin estresarse demasiado ni tampoco incurrir en el descuido y la negación (que eso tampoco ayuda).
  5. El contacto físico al saludar a los seres queridos es lo que más echamos en falta. Hoy es el momento de innovar nuevas formas de expresar la alegría de encontrarse, algunos lo hacen tocándose con los codos, otros con una venia acompañada de una sonrisa, un signo con la mano, las dos manos juntas en el pecho, …. Aquí yo le aconsejo un experimento que de seguro le gustará: abrácese a usted mismo mirando a la otra persona (e invítele a hacer lo mismo) y apriete como si estuviera dando el abrazo a su ser querido, va a ver que funciona para ambos.
  6. Cuando reciba personas en casa, o asista a invitaciones , privilegie reuniones con muy pocos asistentes (a fin de tener el espacio de seguridad para cada uno), reúnase en terrazas o jardines donde el ambiente esté más ventilado, no comparta vasos (existen simpáticos marca vasos a muy bajo costo, para señalar el vaso de cada uno), prefiera el sistema de platos servidos a las tapas o platos compartidos, y disfrute de su velada.
  7. Si va de restaurantes, prefiera los que no estén abarrotados de clientes, que tengan terraza y cumplan con las normas de sanidad (gel a disposición de los clientes,camareros con mascarilla, espacio reglamentario entre las mesas) y por lo demás,disfrute con tranquilidad.
  8. Es normal el estar preocupado por lo que ocurre en el mundo, pero si esa preocupación le invade demasiado y le genera problemas ansiosos, depresivos u otros,… y que usted comienza a sentir que su calidad de vida está siendo afectada, pida ayuda psicológica antes de que se agraven los problemas. Muchos de los psicólogos especializados estamos trabajando de manera virtual, es muy fácil hacer una terapia vía internet. No le tenga miedo, el terapeuta le ayudará a encontrar un sistema accesible para hacerlo.


Nos quedamos en casa por el #COVID19 y… ¿qué hacemos?


En la situación de alerta sanitaria que estamos viviendo a nivel mundial, es de nuestra responsabilidad el cuidarnos nosotros mismos y cuidar a los demás, por lo que “quedarse en casa”, debe ser visto como un de acto de solidaridad hacia nuestra comunidad, una etapa que debemos asumir con calma, seriedad, pero también con optimismo.

Es posible que frente a la multiplicidad de noticias en la TV y las redes sociales sobre la
propagación del virus, (y muchas de ellas bastante sensacionalistas), algunas personas puedan estar sufriendo episodios de tensión, ansiedad o incluso pánico a la idea de estar enfermo(a), de angustia por el futuro, o teniendo dificultades para dormir, para concentrarte, tristeza,…etc…, que son reacciones frecuentes en situaciones pandemia como la que estamos viviendo.
Sin embargo, es necesario mantener la calma y no ceder a los pensamientos “catastróficos” que no hacen más que acentuar el estado de malestar. Si ese es su caso, no se enganche en posibles escenarios catastróficos que puedan venir a su mente, déjelos pasar y ponga su cuerpo en movimiento, en acción (eso le dará la impresión de tener un cierto control).
Tenemos que aceptar lo que ocurre ahora: que hay un virus que es nuevo, para el que nuestro cuerpo aún no tuvo la oportunidad de desarrollar sus defensas, pero que los científicos ya lo conocen, que lo están investigando y probando prototipos para encontrar la vacuna. Además de que si bien es cierto que hay gente que fallece, también hay mucha gente que está curándose de la enfermedad (aunque en la prensa no se hable mucho de ella), y que hay cosas que podemos hacer para protegernos: quedarnos en casa el tiempo que haga falta, respetar las indicaciones de lavado frecuente de manos, la distancia a tener entre las personas, y reforzar nuestro sistema inmunitario (ejercicio, alimentación saludable, actitud positiva), para no engrosar las filas de las personas que necesiten de los servicios de salud.

Y para que esa espera sea menos pesada, aquí les dejo algunas ideas:

  1. No se quede mirando todo el día las noticias sobre el virus, eso no hará más que estresarle innecesariamente e incrementar su ansiedad. Escoja uno o dos momentos cortos en el día en los que puedas tomar información de las fuentes oficiales. No crea todo lo que ve en las redes sociales porque circulan muchas noticias falsas (limite el tiempo que pase en ellas), y el resto del tiempo ocúpese de cosas que le interesen y le diviertan (y por qué no?).
  2. Comience su día con una pequeña rutina de ejercicios o baile un poco para oxigenar su cuerpo. Necesitamos poner en movimiento el sistema linfático para eliminar las toxinas.
  3. Mire películas o series, comedias que le hagan distraer y/o escuche la música que le guste. Hay varios sistemas (Netflix, Amazon, HBO,… Spotify…. ) que facilitan ello.
  4. Busque ese libro que siempre quiso leer y que la falta de tiempo no se lo permitió
  5. Aprenda una nueva habilidad (manualidades, dibujo, fotos, un instrumento musical,…) o un nuevo idioma,… En Youtube puedes encontrar muchos tutoriales para comenzar a aprender lo que le interese.
  6. Practique alguna técnica de regulación emocional que haya aprendido (respiración abdominal, relajación, yoga, meditación,…) o aprenda ahora.
  7. Aliméntese bien, de manera variada y lo más equilibrada que pueda. Aprovecha para descubrir nuevas recetas y pruébelas en familia.
  8. Hidrátese bien (beba agua, infusiones,… un mínimo de 2lts. por día), la deshidratación genera dolores de cabeza y malestar que pueden ser confundidos con otras cosas.
  9. Aproveche el tiempo para hacer cosas en casa, ordenar armarios, hacer los pequeños arreglos que estaban pendientes, trabajar en el jardín,…
  10. Juegue con los niños, a juegos de sociedad, ... y cuando tenga que explicarles lo que está ocurriendo, hágalo de manera clara, utilizando palabras que pueda entender, pero teniendo siempre una actitud de cierta seguridad y de adulto protector.
  11. Manténgase en contacto con su familia y amigos, vía Whatsapp o teléfono, especialmente con los ancianos, pero evite de estar hablando del virus, hay muchos temas de conversación para estrechar lazos.
  12. Si realiza teletrabajo, intente hacer pausas para hidratarse y moverse cada hora. Hágase ayudar con el cuidado de niños (o póngales retos o actividades adaptadas a su edad) para no estresarse por tener las dos fuentes de preocupación al mismo tiempo.
  13. Si tiene unos síntomas que le preocupan, en lugar de estar buscando informaciones por internet y asustándose, y está en España, llame al teléfono correspondiente a tu comunidad autónoma y hágales la pregunta. (Enlace teléfonos COVID-19 España)
  14. Si necesita apoyo psicológico, no espere mucho y llame a su terapeuta. Los psicólogos también estamos en situación de teletrabajo, realizando consultas virtuales, como es mi caso (vía Skype, video llamada de Whattsapp, o teléfono,…). Sabemos que no es lo mismo que una visita presencial, pero existen adaptaciones de las técnicas más eficientes para el abordaje de traumas y emergencias como es el EMDR (Desensibilización y reprocesamiento de recuerdos traumáticos por estimulación bilateral).
Clelia Gálvez - clelia@cleliagalvez.com -
Skype: clelia.galvez
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