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Mejora tu sueño

Tener un sueño reparador es a lo que aspiramos todos, un sueño que nos permita retomar energías para desplegar adecuadamente nuestros esfuerzos y creatividad en las actividades del día siguiente. Aunque eso parezca sencillo, no lo es para las personas que sufren de diversos tipos de insomnio (dificultad a conciliar el sueño, interrupciones frecuentes, despertar precoz,…) que les provoca un estado de fatiga que afecta su desempeño general.


El sueño tiene un ciclo que dura aproximadamente 90 minutos, en los que el cerebro atraviesa por cinco fases (1,2,3,4 y REM), las primeras fases son de un sueño ligero del que se puede despertar fácilmente, y progresivamente se llega hasta el sueño profundo o “paradoxal” o REM (debido a la actividad fisiológica que ocurre en esta fase: movimientos oculares rápidos, aceleración del ritmo respiratorio, cardíaco,…) y es durante esta fase que soñamos y que la memoria consolida lo aprendido en el día ( de allí la importancia de que los estudiantes tengan un sueño adecuado).

El sueño es una de nuestras funciones básicas y cambia con la edad. Todos hemos pasado de dormir prácticamente todo el día (cuando se es recién nacido), a ir adaptando la cantidad y la calidad de sueño, a las diferentes etapas de la vida: en la infancia (el  niño duerme fácilmente cuando se le acostumbra a horarios y rituales definidos, salvo en algunos casos de ansiedad que, en ciertas ocasiones, puede mantenerlos despiertos y/o generarles pesadillas) ; en la adolescencia (los adolescentes le dan menos importancia a sus requerimientos de sueño, incrementan sus actividades sin considerar sus límites, lo que sumado a los cambios hormonales pueden generarles algunas dificultades para conciliar el sueño, que puede afectar su rendimiento escolar).

En la edad adulta es cuando las personas manifiestan una mayor preocupación por el insomnio, por el impacto directo que constatan sobre su funcionamiento general. En esta etapa, tanto los cambios hormonales (como en el embarazo, la menopausia,…) como los cambios sociales (estrés laboral, problemas relacionales, familiares, y obviamente el actual contexto de crisis,…) parecen estar a la base del problema; y en la tercera edad,… (una reducción de la estimulación, poco ejercicio y pocas salidas al aire libre, estarían entre los factores que facilitan la aparición y/o mantenimiento del problema).

Según el Pr. D. Leger (responsable del Centro del Sueño y la Vigilia del Hospital “Hotel Dieu” de París), cuando se avanza en edad, la parte del sueño lento profundo disminuye y el número de interrupciones de sueño durante la noche aumenta. La eficacia del sueño (la relación entre el tiempo que se duerme y el tiempo que se está acostado) pasa de 90% en el adulto joven a 75% después de los 60 años, y el tiempo promedio de sueño disminuye de alrededor de una hora, modificando así el reloj biológico. “Con la edad se instala una tendencia al adelanto de fase: se tiene ganas de ir a dormir más pronto y de levantarse más pronto”. Aunque la mayoría de mayores se quejan sobre todo de despertarse por la noche y no poder volverse a dormir, lo que genera un elevado uso de somníferos, con los problemas que eso representa.

A fin de recurrir a los medicamentos, sin tener realmente la necesidad, aquí van algunas pautas simples para mejorar el sueño:

1.     Ten una higiene de vida que te mantenga en forma. Realiza actividades físicas durante el día (deporte, yoga, caminata, danza,…) sobre todo por la mañana y trata de exponerte a la luz natural del día por lo menos 1 hora por día.

2.     Deja de fumar, si aún no lo has hecho. Los problemas respiratorios que te provoca el tabaco tienen un efecto sobre la calidad de tu sueño.

3.     Trata de respetar tus horarios y rituales de sueño. Así como se hace con los niños (lavarse los dientes, leer un cuento,…), trata de tener un ritual propio que lleve progresivamente tu cuerpo y tu mente a una fase de calma propicia para el sueño (lavarse los dientes, ponerse cremas, lectura de algún libro que no sea una novela que te enganche a seguir leyendo, beber una infusión,…)

4.     Recuerda que el sueño es dividido en ciclos de 90 minutos. Trata de dormir cuando sientas la necesidad: es el momento en el que tu ciclo de sueño comienza.

5.     Si haces una siesta, no pases de 15 minutos y luego de la siesta realiza actividades que te activen física y mentalmente, para llegar a la hora de dormir con un adecuado nivel de fatiga. 

6.     Haz que tu dormitorio sea un ambiente agradable para dormir. Sin ruido ni luces estridentes, con una temperatura moderada (18-19 ºC). Una habitación bien aireada, con sábanas de colores y textura suaves y un colchón bien mantenido (no muy duro ni muy suave).

7.     Por las noches no tomes bebidas excitantes (café, té, sodas, alcohol). Come ligero (evita grasas, hidratos de carbono,…) y no te acuestes justo después de comer.  Un producto lácteo (yogourt o leche) conviene bien por su contenido de triptófano (para la producción de serotonina)

8.     No dejes que las preocupaciones te acompañen a la cama. Puedes utilizar el yoga, una infusión (valeriana, manzanilla, flor de naranjo,…), lectura, meditación o simplemente  escribir en un papel todas las cosas que trotan en tu mente, para tratarlas al día siguiente y luego te vas a la cama, con la mente tranquila.

Si con estas pautas, aún persisten tus problemas de sueño, consulta a un especialista, a fin de ver si no estás desarrollando otros problemas, porque un problema de sueño puede venir en el marco de diversos problemas de salud física y mental. Una terapia para reeducar tu sueño te será de mucha utilidad. 
 

¿Son nocivos los cigarrillos electrónicos?

Desde la aparición de los cigarrillos electrónicos en el mercado, hemos asistido a un rápido desarrollo de su demanda. Se han abierto numerosas tiendas para venderlos y en ellas se ven colas para adquirir tanto el sistema como los fluidos que contienen. Algunos incluso deben pensar que es la ocasión soñada para poder fumar en los lugares públicos donde el tabaco no es permitido, por eso los vemos en bares y restaurantes,… consumiendo tranquilamente el vapor de la nicotina (“vaporeando” como dicen algunos) en esos dispositivos, pensando, erróneamente al parecer, que no tienen el efecto negativo del “consumo pasivo” sobre las personas del entorno.
Al observar tal desarrollo comercial del producto, las organizaciones de la salud de varios países se han preocupado por saber si realmente no presenta un riesgo. Así en Francia, un grupo de expertos de la Oficina Francesa de Prevención del Tabagismo (OFT), dirigida por el Dr. Bertrand Dautzenberg,  ha realizado un estudio y emitido una serie de 28 conclusiones que han sido publicados por diferentes medios de difusión, aquí solo comentaremos algunas.
El informe recomienda de no prohibir los cigarrillos electrónicos, sino de reglamentar su utilización y venta porque sí representan un riesgo para la salud pública, como el tabaco, aunque en menor medida. Si bien es cierto que para un fumador crónico este sistema es una alternativa menos tóxica (porque contiene nicotina líquida que al igual que un parche pueda darle, al fumador, la dosis que le impida de tener el “mono” de abstinencia), y que puede permitirle de fumar menos y en el mejor de los casos, ayudarle a “desengancharse” del tabaco si ha tomado la decisión de hacerlo. Sin embargo, para los organismos sanos (de fumadores ocasionales y personas que no han fumado nunca) representaría un riesgo serio para su salud, por la dependencia y contaminación del organismo que le provocará la nicotina.
Otra recomendación que hacen es que se evite la publicidad con ese sistema ni se venda a menores de edad (como tampoco debiera hacerse por el tabaco, alcohol,…) porque hay el riesgo de que muchos adolescentes que están en un periodo de búsqueda de un estilo que refuerce su identidad, puedan volcarse hacia un sistema como ese,  atraídos por la imagen “snob” y puedan entrar en un círculo vicioso de dependencia del que tengan dificultades a salir. Recomiendan igualmente que el uso sea evitado por las mujeres embarazadas o que estén lactando.
Así como el tabaco, su utilización debería ser prohibida en lugares públicos porque, según el Dr. Dautzenberg,   existe el problema de contaminación del “fumador pasivo”, pues se han encontrado huellas de nicotina en la orina de las personas que han estado presenten en el lugar donde se ha utilizado los cigarrillos electrónicos. Aunque aún no existen estudios longitudinales que puedan dar cuenta de los perjuicios a largo plazo, ya es un dato que se debiera tener en cuenta.
A propósito de ese informe, hemos constatado que existe un debate entre la gente que toma en cuenta los riesgos y los que piensan que los lobbies de las empresas que fabrican los cigarrillos con tabaco estén al origen de ese estudio y sus recomendaciones, aunque también es probable que muchos fabricantes de tabaco diversifiquen su producción para responder a ese mercado. Creo que ese es un tema que no tiene importancia frente al riesgo para la salud al ingerir  substancias extrañas (sea a través del humo de tabaco o de vapores de nicotina, o aún otras substancias tóxicas,…) que no hacen más que envenenar el cuerpo!
Finalmente, al margen de los debates económico-políticos que puedan iniciarse, las personas debemos sentirnos responsables de nuestra propia vida y entender que lo importante es nuestra salud y la de nuestra familia (recordemos que cuando hay un fumador en casa, éste contamina a toda la familia y cuando un miembro tiene un cáncer es toda la familia que es afectada: física, psicológica, económica y socialmente). Por lo que le recomendamos vivamente a:
·           Si es fumador(a) no siga  haciendo correr un riesgo inútil a su salud y a la de su familia. Tome la decisión de no obedecer más a las compañías de tabaco (y a los recaudadores de impuestos por ese tipo de substancias…!) y empiece a recuperar su libertad de la dependencia de cualquier substancia a la que esté enganchado(a). Si para ello, tiene que recurrir a un cigarrillo electrónico, hágalo (con la convicción de ir disminuyendo progresivamente hasta dejarlo por completo), y si con eso no logra dejar de fumar, busque ayuda especializada (existen varios métodos terapéuticos eficaces que se pueden adaptar al nivel de dependencia y al grado de motivación de la persona).

·          Si, por el contrario, no es fumador(a), resista a la publicidad y los amigos que fuman, no entre en lo que puede llevarle a una nefasta espiral de dependencia.  Siga disfrutando de su libertad de movimientos, decisiones y de la vida misma.