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¿Cómo mejorar nuestras relaciones en estas fiestas?

Las fiestas de Navidad, Año Nuevo, Reyes,…, son esperadas de manera diferente por cada uno de nosotros, los niños esperan la atención de los mayores, los juegos y los regalos que van asociados a estas fechas. Los adultos con menos entusiasmo o incluso con estrés (preocupación por los gastos a realizar, la organización de las reuniones, la soledad,…).

Las tradiciones familiares pueden ser vividas con alegría para unos, con desgano para otros cuando no se comparten muchos intereses con los otros miembros del grupo, con temor cuando hay antecedentes de conflictos,…etc., sin embargo, sea cual fuere la situación, se puede aprovechar esa fecha tan cargada de simbolismo espiritual para rencontrarnos con los nuestros y recrear vínculos con nuestra familia y con los amigos. Van algunas sugerencias:

Haga el esfuerzo de desconectar del trabajo y  dedicarle estos días a la familia; y para ello, busque algunas actividades agradables que pueda compartir con los hijos,  otros miembros de la familia y amigos, pero hágalo de manera consciente (“estando allí” mentalmente) y no distraído a cada momento por el móvil que suena o por otras preocupaciones,…; puede incluso hacer una pequeña lista (sin necesidad de que signifiquen actividades sofisticadas o de alto costo)con la ayuda de los hijos  y tener varias posibilidades a escoger en función del momento y del ánimo de las personas. Recuerde cuán divertidas eran las cosas simples de su infancia, ahora que es adulto, rompa algunos esquemas que tenga y atrévase a jugar y reír con los suyos, verá como se le libera el espíritu.

Aproveche la ocasión para descubrir o redescubrir a las otras personas que conforman su familia o su grupo de amigos (si no ha tenido tiempo durante el año para hablar con ellos, es momento de hacerlo!), interésese a lo que están haciendo, a los pequeños pasos que están dando en la dirección de sus sueños (valore los esfuerzos que está haciendo la persona, más que los resultados obtenidos); cuando esté con adultos hágales preguntas sobre sus hijos o nietos,  apreciará lo felices que se ponen hablando de ellos (que son su mejor obra).

Solo tenga en cuenta que para sentirse mejor en sus relaciones  con otras personas son  necesarios: la reciprocidad, por lo que deseamos dar y recibir, escuchar y ser escuchados, comprender y ser comprendidos; la expresión de las emociones y sentimientos (es así que uno permite que le conozcan y se acorten las distancias entre las personas), exprese sus emociones positivas (que podrá contagiar a los demás) y las emociones negativas (sin agredir a las otras personas); la aceptación de sí mismo y de los demás, sin esperar que sean perfectos o que piensen o actúen como nosotros queremos (la aceptación del ser humano “con fallas” es básica para un buen entendimiento), pero nunca acepte una relación basada en la violencia.

Finalmente, nuestros pensamientos son los que definen el ambiente de nuestra vida, si pensamos en negativo (siempre viendo las carencias, catástrofes, faltas, culpables,…) nuestra vida ira tiñiéndose de negro y haciendo que la gente se aleje de nosotros, porque estaremos siempre agobiándoles (“invitándoles vasitos de desgracia”). Trate de pensar en positivo, ver las bendiciones que ha recibido de la vida, y si tiene problemas, trate de resolver uno a la vez y confiar que con su esfuerzo y la gracia de Dios, el mañana será mejor!.

Feliz Navidad y año nuevo con bienestar!.
 

¿Quieres hacer tu balance de vida, este fin de año?

Así como se hace, en el mundo empresarial, una evaluación de metas cumplidas en el año que culmina a fin de proyectar las del año siguiente, a nivel personal podemos hacer nuestro balance de vida para saber cómo hemos avanzado  en torno a nuestras metas personales y, sobre todo, qué aspectos podríamos mejorar en el año que va a iniciar.

Partamos de la idea de que para tener una vida armoniosa necesitamos lograr un equilibrio de los tres pilares del bienestar de la persona: la salud, la familia y el trabajo. Para hacer el balance de esos pilares, es preciso, en primer lugar, identificar las dificultades que hayamos tenido con cierta frecuencia  durante el año, respondiendo a algunas preguntas simples que nos ayudaran a recordar; luego, las podemos categorizar en función de los plazos en los que podemos resolverlos; enseguida, nos trazamos metas pequeñitas y concretas que nos permitan ver que avanzamos; y finalmente revisamos periódicamente nuestros progresos.

A.      Identifiquemos las dificultades ( o aspectos a mejorar)

¿Cómo va nuestra salud?
Durante el año, hemos sufrido con frecuencia: ¿algunos malestares físicos (o enfermedades) que nos hayan impedido de ir a trabajar algunas veces?, ¿un exceso (o carencia) de peso que nos haya enviado el autoestima al suelo? , o,   ¿ algunos sentimientos y emociones negativas (envidias, rencores, resentimientos, frustraciones,…) que nos van corroyendo el alma e impidiéndonos de avanzar?, ¿cómo están nuestras relaciones con los demás,… tenemos amigos?, los frecuentamos?,  ¿qué espacio le estamos dando al  disfrute de actividades placenteras o estamos haciendo muchas cosas por obligación y agotando nuestras energías? o ¿tal vez estemos con problemas de estrés (con síntomas de: nerviosismo, insomnio, baja de la libido, dificultades de memoria, fatiga, malestares físicos a repetición,…) a causa de dificultades en el trabajo, con la pareja, por una situación de sobreendeudamiento o incluso por falta de trabajo (¡la falta de estimulación genera también estrés!).

¿Cómo va nuestra familia?
¿Cuánto tiempo pasamos con la familia?, ¿qué pasatiempos compartimos?,  ¿cómo están las relaciones al interior de la familia? , ¿qué conflictos tenemos? o ¿hablamos suficientemente entre nosotros de las cosas de nuestros sueños y de las cosas que nos preocupan?, ¿Qué habría que mejorar para que la familia (pareja, hijos,…) vaya mejor?

¿Cómo vamos en el trabajo?
¿Cómo está nuestro real desempeño en el trabajo? , ¿ nos sentimos a la altura de las circunstancias o necesitamos reforzar conocimientos sobre algún tema? , ¿cómo va nuestro sistema de organización del tiempo? , ¿las relaciones con nuestros colegas y superiores? , ¿qué podríamos hacer para sentirnos más satisfechos en el trabajo?.

B.      Categorizamos nuestras dificultades encontradas

Una vez identificadas las dificultades, podemos categorizarlas en función de las posibilidades que tenemos de resolverlas: de inmediato o a corto plazo (en estos días o semanas), otros a mediano plazo (en estos meses), otros aún  a largo plazo (en unos años). Hay que reconocer también que habrán problemas que no podremos resolver, porque dependen de otras personas o del sistema en el que vivimos, entonces son problemas a los que habrá que adaptarse. Cabe señalar que, los cambios más rápidos y significativos son  los que podemos operar nosotros mismos (nuestra actitud, nuestras emociones, nuestros comportamientos,…).

C.      Nos fijamos metas accesibles

Para tener éxito en este trabajo personal, tenemos que trazarnos metas pequeñitas y concretas, de manera a poder realizarlas y que la percepción de los resultados nos motive a seguir avanzando. 

Con respecto a la salud, tal vez haya que hacer un chequeo médico, seguir un tratamiento, o introducir una modificación en nuestras habitudes (ejercicio, alimentación,…), tal vez debamos deshacernos de algunos “lastres” emocionales que ocupan inútilmente nuestra energía (mantener rencores y resentimientos nos encadena a la negatividad) ,  tal vez necesitemos perdonar (a alguien o a nosotros mismos por algunos errores cometidos), terminar alguna relación problemática, “voltear la página”  y avanzar hacia emociones nuevas, positivas y libres. Asimismo, tal vez haya que hacer algunas modificaciones en el manejo de nuestras finanzas (reducir gastos, renegociar deudas, refinanciar,…) a fin de aligerar la presión de una posible situación de sobre endeudamiento.

Con respecto a la familia, probablemente haya que mejorar el tiempo que se pasa con la familia, tal vez no en cantidad de tiempo sino en la calidad (poco tiempo pero con presencia total, activa y expresión de emociones positivas),  tener más actividades compartidas, ampliar los espacios de comunicación, lo que generará una sana complicidad en el núcleo familiar. Los amigos son también un importante capital social de soporte que permite acompañar las dificultades de familia y del trabajo. Si no está dándole importancia, es momento de hacerlo!.

En el trabajo, tal vez haya que mejorar nuestras competencias con algún refuerzo temático, un curso o un entrenamiento en la gestión de tiempo o en un sistema práctico de organización del trabajo (a veces es nuestro desorden que genera el problema), tal vez haya que aprender a comunicar con asertividad (saber decir “no”, expresar adecuadamente sus emociones) para sentirse mejor, tal vez haya que optar por buscar otro trabajo (y trazarse un plan para ello),…. 

D.      Monitorear cada cierto tiempo

Cada cierto tiempo (el que mejor nos convenga) revisemos los avances, sin que se convierta en una obsesión, y si se tienen que hacer varios cambios, ocupémonos de un cambio a la vez, sin estresarse y apreciando cada mejora como un logro importante.

Les deseo una experiencia interesante y que el año nuevo les permita alcanzar el bienestar ansiado.