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Adelgazar comienza por la mente

Al aproximarse el verano, son numerosas las personas que comienzan a preocuparse por bajar de peso y hacen dietas (unas más estrictas que otras) o prueban las múltiples ofertas-milagro, que pululan en los medios de comunicación, vendiendo la ilusión de conseguir rápidamente y sin esfuerzo una silueta de ensueño. A veces, la persona puede conseguir una pérdida de peso importante pero no la puede mantener y, al dejar la dieta, entra en un juego vicioso en el que vuelve a subir con mayor rapidez y a veces más kilos de los que perdió, luego cambia de sistema de adelgazamiento y replica lo mismo,… es el efecto “yo-yo”,  que conocen las personas que sufren de excesos importantes de peso o incluso una obesidad como resultado de una trayectoria de ese tipo. Por lo que es necesario concentrarse sobre el funcionamiento de su mente antes, durante y después de iniciar un régimen alimentario, para que ese esfuerzo sea sostenible en el tiempo.

Tener un sobrepeso es una preocupación generalizada en nuestra sociedad moderna que ha modificado por completo nuestros patrones de consumo y nuestro estilo de vida: tenemos una vida cada vez más sedentaria (poco ejercicio físico), la industrialización excesiva de los alimentos (grasas, azúcares, saborizantes, conservantes,… y demás aditivos poco saludables), la tendencia creciente a comer fuera de casa (no se controlan los insumos ingeridos), el consumo social de alcohol, el estrés del trabajo y tiempo limitado para preparar una alimentación adecuada (recurso a la comida rápida,…),… son aspectos que han contribuido a un incremento del peso corporal que no solo contrasta con la imagen de “belleza” promovida por los medios de comunicación (generándonos muchas frustraciones), sino que también incrementa las probabilidades de tener problemas de salud (hipertensión arterial, diabetes, problemas de articulaciones, fatiga ante el esfuerzo físico,…). Cabe señalar que la obesidad se ha convertido en un problema de salud pública global.

No existen milagros en cuanto a la pérdida de peso, que como todo cambio en la vida, se consigue con esfuerzo y disciplina. Se requiere, ante todo, la paciencia (bajar de peso no es una carrera contra el reloj, pues perder peso rápidamente hace que se recupere con facilidad), la perseverancia (ser estable en el esfuerzo), una alimentación equilibrada (elegir una dieta sana y nutritiva, no una que le genere carencias) , incrementar el gasto de la energía ingerida (hacer ejercicio regular) y ponerse metas alcanzables (no esperar a perder muchos kilos y tener en cuenta que con la edad hay modificaciones en nuestro metabolismo que nos impiden de recuperar la silueta que tuvimos de jóvenes).

Si quiere bajar de peso y conservar los resultados, tenga en cuenta que deberá cambiar de estilo de vida, gestionar de una manera diferente las situaciones sociales (generalmente cuando estamos con otras personas tenemos más dificultad a mantener nuestra dieta)  y emocionales (a veces la comida se utiliza para calmarse cuando se está triste, solo, enfadado,... o incluso alegre,...), mantener un plan de alimentación y de ejercicios con el que se sienta a gusto por el resto de su vida, para lo que tiene que prepararse psicológicamente, y ese es un proceso interno que nadie puede hacer en su lugar.

Mucho se ha escrito y se seguirá haciéndolo sobre este tema (métodos de adelgazamiento, dietas de todo tipo, libros de autoayuda,..), sin embargo quiero presentarles un interesante y valioso libro al que me referiré en lo que sigue de este artículo, que es de Judith S. Beck (2007): “El método Beck para adelgazar”, que no es una dieta más que sale al mercado, sino un programa psicológico práctico y accesible (basado en los principios de la terapia cognitivo-conductual) para entrenarse a pensar y actuar como una persona delgada. Un programa que funciona con cualquier dieta que la persona quiera seguir, y le ayuda a optimizarla brindándole las herramientas que requiere para realizar una serie de cambios positivos y duraderos en su vida (tanto en su mentalidad como en su comportamiento) para perder peso y no recuperarlo más.

El adelgazar comienza en la mente. Según la terapia cognitiva, es el modo de pensar que tiene una persona acerca de la comida, los alimentos y las dietas (lo que se dice a sí misma internamente) que va a afectar lo que siente (sus emociones y sentimientos) y lo que hace (su conducta). Para ilustrar este principio, pensemos en lo que conocemos como una “cadena conductual” (cadena de sucesos que nos lleva a comer): imaginemos que una persona nos ofrece un trozo de tarta de chocolate (situación desencadenante), mirando ese pedazo de tarta nos decimos internamente algunas cosas (pensamientos), por ejemplo: “creo que voy a comérmelo,… … No, no debería comérmelo,… no está en mi dieta,… pero ¡qué buena pinta tiene!,…” y según donde termine nuestra discusión interna, tomaremos la decisión de comerlo o no (conducta).

Según Beck, ciertas formas de pensar dificultan el hecho de seguir una dieta adecuadamente. Esos pensamientos “saboteadores” le hacen quebrantar o abandonar su dieta, animándole a comer (“… he tenido un mal día,… es una celebración,… si no me lo como irá a la basura,...”), disminuyendo las consecuencias aparentes de quebrantar su régimen (“no pasa nada porque…”), minando su seguridad cuando ha comido algo que no debía (“soy débil,… no voy a ser capaz de perder peso”), o cuando se sube a la balanza (“no he perdido casi nada, esto no funciona”), entre tantos otros que hacen que la persona termine por abandonar su dieta.

Los pensamientos saboteadores aparecen en  las diversas situaciones "desencadenantes" que pueden ser biológicas (cuando tenemos hambre, sed, deseo compulsivo de comer,…), mentales (cuando leemos la receta de un plato, recordamos algo que comimos y que nos gustó mucho, percibimos un olor agradable de un plato que nos gusta,…),  emocionales ( cuando sentimos emociones negativas como enfado, tristeza, frustración, aburrimiento,… aunque en algunos casos de emociones positivas hayamos aprendido a festejarlas comiendo algo ), sociales (reuniones sociales, o situaciones en las que queremos comer como los demás).

El método de Beck, enseña paso a paso, a sustituir los pensamientos saboteadores que nos llevan a comer de un modo desfavorable, por pensamientos más positivos y motivadores (que nos hacen ver los beneficios de obtener el peso que queremos lograr) lo que hará que consigamos mantenerse firmes y perseverar en nuestra dieta; a identificar las situaciones desencadenantes y gestionarlas de manera adecuada; a descentrarse del peso corporal y a enriquecer nuestra vida social, familiar, profesional, espiritual, …, lo que hará que lleguemos a obtener resultados de adelgazamiento estable y encontrar un bienestar general.

Cabe señalar que este programa está indicado para las personas que han pasado de una dieta a otra sin haber sido capaz de mantener una pérdida de peso estable, pero de ningún modo para las que puedan tener trastornos de la alimentación (anorexia, bulimia,…), que requieren la intervención de un especialista de la salud mental. Si tiene dudas, consúltelo con su médico.

Una manera sencilla de ver si tiene Ud. un trastorno de la alimentación es responder a las siguientes preguntas: ¿tiene una obsesión continua con la comida, las dietas, el peso o la apariencia, hasta el punto de desplazar otros aspectos de su vida más importantes?, ¿se encuentra ya en la franja más baja de lo que se considera su peso ideal? (si no sabe cuál es su peso ideal, pregúntele a su médico). ¿ Tiene Ud. una historia de restricción alimentaria intensa?, ¿se da atracones frecuentemente y luego vomita deliberadamente o exagera de los laxantes?, ¿hace usted mucho más ejercicio de lo razonable para tratar de no engordar?. Si ha respondido afirmativamente, a estas preguntas, tiene que consultar a un especialista y someterse a un tratamiento a la brevedad posible. 
Información en: www.cleliagalvez.com 


¿Qué hacer para prevenir el cáncer y las enfermedades degenerativas?


Todos tenemos en nuestro entorno cercano, alguien (si no se trata de nosotros mismos) que ha sufrido o sufre de un cáncer, una enfermedad crónica o una enfermedad degenerativa; y es cuando un diagnóstico inquietante se acerca a nuestras vidas que nos interesamos a informarnos y tomar medidas para prevenir las enfermedades que la vida moderna ha convertido en casi “normales”. Al respecto, de la diversa literatura existente sobre el tema, queremos compartir con ustedes una síntesis de la recopilación de las informaciones que nos parecen muy interesantes y fácilmente aplicables por toda persona que quiera tomar una parte activa en su bienestar y el de su familia.

Según el biólogo Otto Heinrich Warburg (premio novel por su investigación: “La causa primaria y la prevención del cáncer”), las causas del cáncer vienen de tener un nivel alto de acidez en el cuerpo.  Un medio alcalino en el organismo atrae el oxígeno necesario para la producción de energía, mientras que un medio ácido expulsa el oxígeno y hace que las células sanas se enfermen (una célula sana a la que se le priva del 35% de oxigeno durante 48 horas podría convertirse en cancerosa). El descubrió que las células cancerosas son anaeróbicas (no respiran oxígeno) y que no sobreviven en un medio con abundante oxígeno, y por el contrario, sobreviven (reaccionando con la glucosa) en un medio sin oxigeno.

En su tesis “Metabolismo de los tumores” Warburg demostró que todas las formas de cáncer tienen dos condiciones: un nivel alto de acidez (acidosis) y la falta de oxígeno (hipoxia). El cáncer no sería más que una manera de adaptarse (un mecanismo de defensa) de las células para sobrevivir en un medio ácido con falta de oxigeno. En otras palabras, el cáncer sería el resultado de una dieta basada en alimentos que tienen un efecto acidificante (la acidez expulsa el oxígeno benéfico de la sangre) y una vida sedentaria (que no aporta el oxígeno necesario a los tejidos de nuestro cuerpo), lo que coincide con las actuales campañas de prevención del cáncer, que además de controles médicos periódicos promueven un estilo de vida saludable.

Citamos otros científicos que apoyan esta lógica, como el Dr. George W. Crile, que dice “Todas las muertes mal llamadas naturales, son solo el punto final de saturación del cuerpo en ácidos.  En cambio, es prácticamente imposible que un cáncer se desarrolle en una persona que ha liberado su cuerpo de su acidez, privilegiando los alimentos alcalinizantes y aumentando el consumo de agua pura para drenar mejor el cuerpo de los desechos tóxicos; evitando también, en la medida de lo posible, los alimentos que producen el ácido, o mediante la compensación de su absorción por la ingestión de otras sustancias alcalinizantes, y evitando los elementos tóxicos”.

Según Mencken, (autor de “La lucha por la vida es la lucha contra la retención de ácido”) “el envejecimiento, la falta de  energía, el mal humor, las enfermedades del corazón, alergias, eczema, urticaria, asma, cálculos, arterioesclerosis,… no son más que la acumulación de acido”.  El Dr. Theodore A. Baroody en su libro “Alkalize or Die” (“Alcalinizar o morir”) “En realidad, independientemente de la gran cantidad de nombres diferentes de las enfermedades, lo que importa es que todas ellas vienen de la misma causa: demasiados residuos ácidos en el cuerpo”. El Dr. Robert O. Young “La acidificación excesiva en el cuerpo es la causa de todas las enfermedades degenerativas”…. “cuando se rompe el equilibrio y el cuerpo comienza a producir y almacenar más acidez y residuos tóxicos que lo que puede eliminar con la suficiente rapidez, diversas dolencias se manifiestan

Retenemos, que las células de nuestro cuerpo funcionan en base a tres elementos: agua, oxígeno y nutrientes; que el oxígeno reacciona químicamente con la glucosa para generar la energía necesaria para la vida; que necesitamos oxígeno en el cuerpo para que nuestras células se mantengan sanas y que éste viene de la alimentación saludable y del ejercicio cotidiano. Una vez que el proceso de digestión se ha realizado, es en función de la calidad de nutrientes (proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas) que aportaron los alimentos que consumimos, que se generará un estado de acidez (que eliminará el oxígeno) o alcalinidad (que atraerá el oxígeno que necesitamos) en la sangre.

El resultado alcalinizante o acidificante se mide mediante una escala llamada PH (potencial hidrógeno) cuyos valores van de 0 (grado de acidez máxima) y 14 (grado de alcalinidad máxima), siendo 7 (un valor neutro). Para que nuestras células funcionen correctamente necesitamos que nuestro cuerpo tenga un medio ligeramente alcalino; aunque cada órgano requiere de diferentes niveles de alcalinidad: el Ph de la sangre debe mantenerse entre 7,32 y 7,42, fuera de esos límites comienzan los problemas de salud que pueden ser graves. El Ph de la orina, de una persona que se alimenta correctamente se ubica entre 6,5 y 7,5 (idealmente entre 7,0 y 7,5). El Ph de la piel es 5,2 (ácido).

Nuestro organismo funciona inteligentemente y siempre trata de mantener un equilibrio de sus funciones y compensar algunas carencias tomando o no las reservas que tenemos; es  así que, cuando tenemos durante mucho tiempo un aporte de sustancias ácidas en la sangre (por una alimentación inadecuada, estrés, contaminación, … etc., ) el propio cuerpo, por la necesidad de  mantener un nivel adecuado de alcalinidad, va a utilizar las reservas minerales alcalinas (socio, potasio, magnesio, calcio, hierro,…) que tenemos en los huesos, cartílagos, dientes, pelo, etc. , por lo que la desmineralización se instala en forma de caries dentales, osteoartritis, osteoporosis,……

Ese proceso se ve claramente en las personas que reciben quimioterapia, un tratamiento agresivo que ataca el proceso de multiplicación celular descontrolado, pero que también acidifica el organismo, de tal manera que éste se ve obligado a utilizar las reservas alcalinas para neutralizar al acidez extrema, pero lo hace sacrificando los minerales alcalinos (calcio, magnesio, potasio) de los huesos, dientes, uñas , articulaciones y cabello; es por esa razón que la persona que sigue ese tratamiento pierde rápidamente sus cabellos y siente dolencias en los órganos señalados.

Es interesante saber que se puede restaurar el hueso o cartílago desmineralizado y que se puede retrasar la progresión de artrosis o la osteoporosis,… restaurando el equilibrio ácido-base (nivel de acidez y alcalinidad en la sangre), porque si no, la desmineralización continuará. Para restablecer el equilibrio, se requiere de una dieta saludable y un estilo de vida sano, lo que significa que todas las personas deben conscientemente asumir la responsabilidad de su salud, mejorando su alimentación y su estilo de vida.

Al respecto, existen una serie de alimentos alcalinizantes, que pueden verse en un cuadro que encontrarán más abajo. Cabe señalar que no estamos promoviendo que se siga de manera rígida esa lista; y que la compartimos como una guía que nos pareció interesante para ir progresivamente incluyendo ciertos alimentos en la dieta diaria, a fin de llegar a un porcentaje que permita la prevención esperada y un bienestar general.

El agua que permite hidratar el organismo y drenar los desechos del metabolismo, debe ser en abundancia “por dentro y por fuera”. Se aconseja beber entre 2 a 3 lt de agua purificada por día. El agua de mar es aconsejada como muy alcalinizante y se consume mezclada en una proporción de una medida de agua de mar por cinco medidas de agua dulce. Existe también, otro sistema para la obtención de agua ionizada alcalina, que es obtenida por un filtro especial (un aparato ionizador que se fabrica en Alemania pero que aún no es comercializada en otros países) y que separa el agua de la red habitual en dos tipos de agua: ionizada alcalina y ácida.

El beber agua alcalina (sea del filtro especial o por mezcla de agua de mar) tiene diversos efectos benéficos para la salud: limpia el colon de los residuos y desechos acumulados, ayuda a neutralizar la acidez del tejido sin desmineralizar los huesos, dientes, cabellos,… y ayuda a neutralizar los radicales libres (responsables del envejecimiento) cuando la carga de acidez producida por las células y la dieta no produce suficientes anti oxidantes naturales. El agua alcalina se utiliza para beber, cocinar, lavar las frutas y verduras, mientras que el agua ácida (que sale del filtro como desecho) se puede utilizar para lavarse los cabellos, desinfectar los secadores de la cocina, para curar heridas y quemaduras y para regar algunas plantas como las rosas, que requieren un medio ácido para desarrollarse bien.


Finalmente, van algunas recomendaciones muy simples para mejorar su salud:

1  * Incluir a su dieta diaria una mayor cantidad de alimentos alcalinizantes.  Procurar limitar la cantidad de   alimentos acidificantes a solo 20 a 30% de su dieta.
2  * Para oxigenar adecuadamente los tejidos, haciendo ejercicios físicos regularmente (tres veces a la semana como mínimo)
3   * Beber 2 a 3 lt de agua al día para drenar el cuerpo de todos los residuos tóxicos (de nuestro metabolismo) porque la acumulación a largo plazo de las toxinas en el cuerpo puede provocar alteraciones (mutaciones) y convertirse en células cancerosas.
4  * De ser posible beber agua ionizada alcalina que neutraliza el exceso de acidez sin forzar al cuerpo a desmineralizarnos.
5   * Combatir el exceso de estrés con la practica de actividades agradables en familia y con amigos.   
-   * Tratar de tener una actitud positiva frente a todo lo que ocurre en la vida. Utilizar el humor y la risa, que son las más agradables de las terapias.

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Los aficionados al té verde se mantendrían más ágiles al envejecer

Desde hace mucho se hablaba de  los beneficios del té verde sobre la salud de las personas. Hoy,  una investigación japonesa confirma que los adultos mayores que beben habitualmente té verde (y obviamente tienen un estilo de vida saludable!) pueden permanecer con el tiempo más ágiles e independientes que quienes no lo hacen;  un dato realmente interesante que convencerá a muchos de consumirlo, pues no podemos olvidar que en nuestras sociedades se vive más viejos y que tener algunos hábitos saludables nos puede permitir de atravesar esa etapa de vida en buenas condiciones.

El té verde contiene antioxidantes que ayudarían a evitar daños cerebrales que pueden conducir a enfermedades. Los investigadores han estado estudiando los efectos del té verde en todo, desde el colesterol al riesgo de ciertos cánceres, con resultados mixtos hasta ahora.

Para la investigación, publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores decidieron examinar si los bebedores de té verde tienen un riesgo menor de debilidad e incapacidad a medida que envejecen. Yasutake Tomata, de la Facultad de Medicina de la Universidad Tohoku, y sus colegas siguieron a 14.000 adultos de 65 años o más durante tres años.

El equipo halló que aquellos que bebieron más té verde eran menos propensos a desarrollar una "incapacidad funcional", o problemas con sus actividades diarias o necesidades básicas, como vestirse o bañarse. Quienes tomaban al menos cinco tazas de té al día tenían un tercio menos de posibilidades de desarrollar minusvalías que quienes bebían menos de una taza al día. Quienes tomaban en promedio tres o cuatro tazas al día tenían un riesgo un 25 por ciento inferior.

El estudio no demostró que sólo el té verde haga que las personas se mantengan ágiles cuando envejecen.  Los amantes del té verde tenían generalmente dietas más saludables, que incluían más pescado, verduras y fruta, además de estar más preparados, tener un índice de tabaquismo inferior, menos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares (ACV) y una mayor agudeza mental. También tendían a ser socialmente más activos y tenían más amigos y familiares en los que apoyarse.
Pero aunque estos factores cuenten, el té verde se relacionó con un riesgo menor de incapacidad, dijeron los investigadores.

Pese a que no está claro cómo podría contribuir el té verde contra la discapacidad, el equipo de Tomata señaló que un estudio reciente halló que los extractos de té verde parecen reforzar los músculos de las piernas de las ancianas.

Aunque el té verde y sus extractos son considerados seguros en pequeñas cantidades, contienen cafeína y pequeñas cantidades de vitamina K, lo que significa que puede interferir con medicamentos anticoagulantes.
 

Alimentos “nutracéuticos”: que ayudan a prevenir el cáncer

Cuando hablamos de prevención del cáncer y otras enfermedades crónicas degenerativas, todas las investigaciones van en la dirección de adoptar una higiene de vida saludable (y mejor si se hace en familia), con una alimentación bien equilibrada (bastante lejana a las nuevas costumbres resultantes de nuestra agitada sociedad moderna) y una actividad física que tonifique el cuerpo y le permita tener energía y un buen drenaje de toxinas, lo que nos hace mirar con mayor inteligencia los alimentos que vamos a consumir, pensando no solo en nuestro presente sino y también imaginando un futuro familiar con bienestar por mucho tiempo.

 Ese movimiento en el que cada vez más personas comienzan a interesarse, nos dirige hacia los alimentos que se conocen como “nutracéuticos” o “funcionales”, llamados así por tener (en su forma natural o procesada) ciertos componentes  que han demostrado tener efectos positivos en nuestra salud e incrementar nuestra calidad de vida. Alimentos que nos ayudan a prevenir enfermedades crónico degenerativas como los infartos, embolias, hipertensión, diabetes, cánceres de tipo hormonal (glándulas mamarias, próstata, tiroides, etc.)

En la actualidad, existen muchos alimentos conocidos como protectores del cáncer y otras enfermedades degenerativas, entre ellos podemos citar, la linaza (que previene evitando la formación de tumores), el limón (tomar diariamente el zumo de un limón en ayunas), , el alpiste, la cebolla, el ajo,  el té verde,… .

Todos esos alimentos son “funcionales” y probablemente nos ayuden a drenar nuestro cuerpo de las toxinas que la sociedad civilizada nos hace ingerir sin que nos demos cuenta, por lo que el incluir alguno de esos alimentos (el que mejor se adapte a su modo de vida) en su dieta diaria equilibrada, puede ayudarle a que su cuerpo se defienda mejor de las agresiones del tiempo y de la industrialización excesiva de alimentos (utilización de pesticidas, colorantes, conservantes,….), factor reconocido como causante del cáncer. 

Van algunos datos sobre los beneficios de los alimentos nutracéuticos:

• VITAMINAS E, A Y C: antioxidantes, E (mejora la salud mental, baja de colesterol, mejora el sistema inmunológico: se obtiene del aceite de oliva, aguacate, nueces). C (refuerza el sistema  inmunológico, regenera la vitamina E en el cuerpo). 
 
• ANTIOXIDANTES: frutas y verduras coloridas (brócoli, tomates, espárragos, pimientos,…) , frijol, vitaminas E, A y C

• FITOESTEROLES: (soja) ayuda a reducir el nivel de colesterol

• SELENIO: fuerte antioxidante, mejora el sistema inmunológico, es antiviral, reduce incidencia de cáncer: se obtiene de la leche, huevo, carne, levadura, lácteos fermentados, pescados grasos (salmón, jurel, sardinas, atún)

• CAROTENOS: sistema inmunológico, mejor visión, anticarcinógeno, previene glaucoma (zanahoria, tomate, papaya, verduras verdes y pigmentadas).

Si quiere ver los beneficios de la linaza, que me parece realmente prometedora como ayuda al bienestar de nuestro cuerpo,  le invito a ver este enlace: 

Las verduras y las frutas podrían reducir el riesgo de accidente cerebrovascular de las mujeres.

Desde hace mucho tiempo se sabe de los beneficios de una alimentación equilibrada en la salud de las personas. Ahora, una investigación realizada en Suecia, nos confirma que las dietas ricas en antioxidantes provenientes de frutas, verduras y granos integrales parecen reducir las probabilidades de accidente cerebrovascular (ACV) de una mujer, incluso aunque ella tenga antecedentes de enfermedad cardiaca.
El estudio fue realizado con 31,000 mujeres sin enfermedad cardiaca y 5,700 mujeres que tenían antecedentes de enfermedad del corazón, de edades que van de 49 a 83 años de edad, a las que se les hizo un seguimiento promedio de 11.5 años (para el grupo sin enfermedad cardiaca) o de casi diez años (el grupo con enfermedad cardiaca).
Los resultados del estudio han mostrado que una mujer con un alto nivel de antioxidantes alimentarios corre menos riesgo de tener un accidente cerebrovascular hemorrágico (17 %  menos riesgo en las mujeres sin antecedentes de enfermedad cardiaca y  hasta 57 %  menos en las mujeres que ya habían sufrido de enfermedad cardiaca) que una mujer con bajo nivel de antioxidantes.
Según los autores del estudio, la dieta más saludable para el corazón fue la más rica en frutas y verduras, además de granos integrales, té y chocolate, cuya capacidad antioxidante, que incluye las vitaminas C y E, los carotinoides y los flavonoides, tiene un efecto beneficioso; datos que habría que tener en cuenta para una gestión inteligente de nuestra salud.

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La dieta mediterránea y algo más….generaría mejor estado de salud

Muchas son las investigaciones que confirman los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades  y en el bienestar general de la persona. Entendiendo por dieta mediterránea, una alimentación equilibrada que prioriza las frutas, legumbres, pescados, aceite de oliva,... y el consumo moderado de alcohol (vino). 

Un estilo de vida saludable, que consiste en tener una alimentación sana sumada al ejercicio físico regular tiene beneficios importantes para la salud física (previene las enfermedades cardíacas, pulmonares…) y la salud mental (las endorfinas que son secretadas en el cerebro cuando hacemos ejercicio, tiene un efecto antidepresivo extraordinario y natural).

Una prueba del efecto antidepresivo de las endorfinas, la tenemos frecuentemente cuando, estando apáticos y sin energía, nos ponemos a correr o practicar algún deporte; a medida que hacemos el ejercicio vamos sintiéndonos cada vez con más energía y nuestro estado de humor va cambiando, al final del ejercicio estamos sonriendo y recargados de energía y buen humor.

Es obvio que el ejercicio físico no necesariamente deba ser la gimnasia,  puede ser cualquier actividad en la que haya movimiento del cuerpo y que se gaste energía como: caminar, correr , bailar, nadar, practicar yoga o algún deporte, trabajar en el jardín,….