¿Le preocupa frecuentemente la posibilidad de tener una
enfermedad grave?,… Si escucha hablar de alguna enfermedad grave ¿se preocupa
Ud. por la posibilidad de cogerla?,… ¿le cuesta creer a su médico cuando éste
le dice que no tiene motivos para preocuparse?,… entonces, es probable que
usted sufra de lo que comúnmente se conoce como Hipocondría.
La hipocondría es una preocupación o ansiedad
excesiva por su propia salud. Los hipocondríacos son, por lo general, personas ansiosas
que viven constantemente preocupadas por el miedo “anticipatorio” (pero estando
casi convencidas) de tener una enfermedad grave (Cáncer, Sida, Infarto, Ictus,…)
y permanecen vigilantes de cualquier cambio en su cuerpo. Se comportan
prácticamente como si tuvieran un “radar” en la mente, tratando de identificar
cualquier cambio en su cuerpo (un lunar, una mancha, una ligera deformación,…)
o sensación (un pinchazo en el pecho, palpitaciones, hormigueo de las manos,
dificultad a deglutir,…), y las interpretan, (erróneamente) como signos de la enfermedad que temen, lo que las sume en
una crisis de ansiedad importante, que puede ser agravada por sus pensamientos
catastróficos sobre la evolución grave de la enfermedad, la muerte,… y puede
llevarles a sufrir un ataque de pánico, y acudir al hospital en emergencia,
donde reciben una medicación ansiolítica que le ayuda a calmar momentáneamente
su crisis de ansiedad, pero que a la larga no le cura.
La Hipocondría es un trastorno de complejo
abordaje y clasificación. Durante muchos años los especialistas debatían sobre si
era una enfermedad médica reconocida o era una consecuencia de los trastornos
de la ansiedad. Actualmente el sistema de referencia que utilizamos los profesionales
de la salud mental para comunicar, el DSM-V, (Manual de Diagnóstico de
Trastornos Mentales, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría), ha dividido
la Hipocondría en dos: Trastorno de Ansiedad por Enfermedad y Trastorno de
Síntomas Somáticos), pero que en esencia es el mismo problema que conocemos
todos.
No se sabe de dónde viene la Hipocondría
(existen varias teorías que sería tedioso explicarlas en este artículo), pero podemos decir que se mantiene por una serie
de rituales compulsivos. La persona hipocondriaca está continuamente
verificando sus sensaciones “raras” (en función de la enfermedad que cree
tener: se mira continuamente en el espejo, pregunta a su entorno, se mide la
tensión, traga continuamente la saliva para ver si tiene la deformación que
espera,….). Asimismo, busca a asegurarse leyendo revistas de salud, consultando
diccionarios médicos, internet, haciendo múltiples preguntas a su entorno,… en algunas
ocasiones pueden calmarse momentáneamente con esa información, y en otras veces
entran en una “crisis” de ansiedad. Luego, realizan una serie de consultas
médicas, buscando siempre opiniones de diferentes especialistas y pasando múltiples
exámenes (incluso corriendo riesgos innecesarios), sin que puedan encontrar
indicios reales de la enfermedad. Cuando reciben la información de estar en
buena salud, tiene dificultades a admitirla; llegando, en los casos más graves,
a imaginar que le esconden los resultados, que los médicos son incompetentes, o
que se han confabulado con la familia,… y siguen su búsqueda incesante. Cabe
señalar, que aunque en menor medida, existe otro tipo de hipocondriacos que por
miedo a los resultados se hacen prescribir los múltiples exámenes, pero no llegan
a hacerlo.
La vida con una persona hipocondriaca es bastante
difícil para el entorno familiar, porque es prácticamente imposible calmarle
pues está constantemente focalizada en su enfermedad. Finalmente, si Ud. se
reconoce en la descripción que hemos dado aquí, o tiene en su entorno cercano
alguien que sufre de Hipocondría, puede ayudarle siendo amable y respetuoso de
su problema, pero sin participar en sus verificaciones. Por otro lado, convenciéndole de buscar un tratamiento psicoterapéutico
(con un psicólogo-psicoterapeuta de tipo Cognitivo Conductual) y para los casos
de mayor gravedad, combinado con un tratamiento farmacológico (medicación
antidepresiva ordenada por un psiquiatra), que es el tipo de intervención que
ha mostrado mayor eficiencia en la solución de este problema.