La timidez: cuando la mirada del otro nos genera temor…

Todos recordamos haber tenido alguna vez a un amigo, conocido o tal vez incluso haber sufrido personalmente  de ansiedad social (lo que en el lenguaje común se conoce como timidez), un problema que hace  temer la mirada del otro y la posible evaluación que comporta esa mirada,  por lo que la persona que lo sufre evita las  reuniones sociales o participa en ellas con mucho malestar (sonrojándose, tartamudeando,…). A veces lo hace consumiendo alcohol o algunas drogas para relajarse un poco y poder afrontar esas situaciones, lo que le hace caer en problemas de dependencia a esas substancias, generándole trastornos aún más graves.

La ansiedad social  se la encuentra en diferentes intensidades (desde una ansiedad leve que genera cierto malestar en las reuniones sociales,  hasta una fobia social que perturba completamente el funcionamiento general de la persona). Comienza generalmente en la adolescencia, aunque hay casos que se presentan también en la infancia (afectando tanto a hombres como a mujeres) y parece estar vinculada al tipo de educación que ha recibido la persona, muy cerrada (centrada solo en su familia, sin frecuentar otras personas), con padres sobreprotectores (que  le hacían todo e incluso hablaban por ella)  y pocas oportunidades de intercambios sociales (no han dado la ocasión de aprender a tener relaciones sociales adecuadas).

Las personas con fobia social se muestran muy ansiosas en situaciones sociales cotidianas. Tienen un miedo intenso, persistente y crónico de ser vigiladas y juzgadas por otros, y de hacer cosas que las hagan sentirse avergonzadas. Ellas pueden preocuparse durante días o semanas antes de una situación a la que le temen. Este miedo puede volverse tan intenso que interfiere con el trabajo y otras actividades cotidianas, y puede dificultar el hecho de conseguir y conservar amigos.

La fobia social puede estar limitada a una situación (como hablar con personas, comer o beber o escribir delante de otros) o puede ser tan amplia (como en la fobia social generalizada) que la persona experimenta ansiedad alrededor de casi cualquier persona distinta a los miembros de la familia.

Los miedos más comunes son: asistir a fiestas y otras reuniones sociales; comer, beber y escribir en público; conocer nuevas personas; hablar en público; utilizar los baños públicos,….y los síntomas físicos más comunes: ruborizarse, dificultad para hablar, náuseas, sudoración, temblores,…

El tratamiento más eficaz para este problema es la psicoterapia cognitivo-conductual porque trabaja de manera sistemática no solo recreando en la persona su repertorio de habilidades sociales (saber que hacer, qué decir, como y cuando decir,…), sino también utilizando técnicas diversas para ayudarle a controlar su ansiedad y gestionar de manera adecuada sus pensamientos y otros factores psicológicos que están vinculados y que mantienen ese problema. 

Dar cabezazos a los balones de fútbol podría lesionar al cerebro

Interesante el estudio publicado por HealthDay News que advierte a los jugadores de fútbol, que para prevenir una posible lesión cerebral, deben usar las técnicas adecuadas para dar los "golpes de cabeza" acostumbrados durante el juego,  para detener o redirigir el balón.

Aunque los investigadores no han probado aún una relación directa entre el deporte y el daño cerebral, el Dr. Alejandro Spiotta y otros expertos de la Clínica Cleveland (USA) advierten que los balones de fútbol se mueven a altas velocidades cuando entran en contacto con  las cabezas de los jugadores, lo que pone a los atletas en riesgo de lesión cerebral traumática.

"Aunque el deterioro cognitivo sea leve, representaría un importante problema médico y de salud pública dado el altísimo número de jugadores de fútbol en todo el mundo", escribieron los autores del estudio. "Cualquier efecto nocivo posible podría hacerse clínicamente evidente solo décadas en el futuro".

¡A tener en cuenta por los padres de niños aficionados al fútbol!. Muchos deportes son riesgosos pero se deben practicar con mesura y utilizando técnicas que reduzcan esos riesgos, en la medida de lo posible. 
 

Las nuevas adicciones

La evolución de la sociedad (masificación de las tecnologías de la información y la oferta cada vez más amplia y fácil de juegos en línea, poker, sitios pornográficos,…) ha hecho que existan, en nuestro entorno cotidiano,  cada vez más actividades susceptibles de provocar comportamientos adictivos.
Cuando hablamos de adicción, nos referimos a la dependencia que desarrolla una persona hacia una sustancia o hacia una actividad que se ha acostumbrado a realizarla de manera repetitiva. Antes se conocían las adicciones más “tradicionales” a las sustancias como los opiáceos, el tabaco, la cocaína, el alcohol y las anfetaminas; y poco a poco el concepto se fue ampliando a casos de  adicción al sexo, al poder político, económico, o al poder de la vanidad. Ahora, podemos hablar de un amplio abanico de actividades de la vida cotidiana que al realizarse de manera compulsiva llegan a generar adicciones comportamentales, que pueden ser igualmente nocivas para la salud mental que si se tratara de una adicción a una sustancia, porque llegan a perturbar el funcionamiento general (social, laboral y familiar) de la persona.
Las “nuevas adicciones” se refieren por ejemplo, a las relacionadas con la comida (la anorexia, la bulimia) y con el consumo (atracones con alimentos o alcohol,…), a las ludopatías (juegos de dinero en casinos, tragaperras, juegos en red,…), los deportes (el fisicoculturismo, el deporte de espectáculo,…), las nuevas tecnologías (Internet, redes sociales como facebook, twiter,…), los teléfonos móviles, el ordenador portable, televisión,… etc.), las compras compulsivas, la adicción al trabajo,….etc.

Según las investigaciones, no existe  una predisposición natural que volvería a ciertas personas susceptibles de desarrollar comportamientos adictivos, sin embargo, se reconoce que los estados depresivos o de vulnerabilidad psíquica (por ejemplo dificultades relacionales, rupturas dolorosas o una baja autoestima) pueden entrenar una pérdida de control de la situación y entonces favorecer la aparición de las conductas dependientes.

Como reconocer que se está frente a una adicción?

El adicto dedica cada vez más tiempo a su actividad favorita en detrimento de otras actividades habituales y gratificantes (laborales, sociales y familiares) y termina incluso haciéndolo a escondidas para evitar las discusiones.

Progresivamente, se vuelve agresivo y se encierra en un esquema de soledad, que termina por convertirse en la causa y la consecuencia de su adicción, y pierde todo contacto con la vida real.

Sus relaciones con su familia y sus amigos se deterioran y su trabajo puede sufrir las consecuencias si la vida de la persona comienza a girar en torno al objeto de su adicción.

Reconocer la adicción es muy difícil para la persona que lo sufre (lo niega a pesar de la evidencia), es su entorno cercano el primero a darse cuenta y debe insistir a fin de que consulte un especialista.

 Para emprender el camino a la vida “normal”, es preciso admitir su problema de adicción y aceptar la ayuda profesional para controlar esa situación.

El tratamiento, es una indicación para una psicoterapia cognitivo-conductual, que inicia por una evaluación detallada del problema y sus repercusiones en la vida de la persona, y procede a un entrenamiento en el control de sus impulsos,  la gestión de sus emociones y sus pensamientos, así como la adaptación de su comportamiento para retomar el control de su vida familiar, social y profesional. 
 

Identifican un defecto neuronal asociado al autismo.


Una investigación  muy interesante acaba de ser publicada por el equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, sobre las células de pacientes con el Síndrome de Timothy, que es un raro trastorno genético que está asociado a una forma de autismo.  

Los resultados obtenidos, en ese estudio, sugieren que el autismo en los pacientes con síndrome de Timothy está causado por una mutación genética que afecta perjudicialmente a los canales de calcio en las membranas de las neuronas, lo que interfiere en el modo en que las neuronas se comunican y desarrollan. El flujo de calcio en las neuronas les permite emitir señales, y el modo en que se regula el flujo de calcio es un factor decisivo en el funcionamiento de nuestro cerebro.

Asimismo, señalan que las poblaciones cultivadas de células cerebrales procedentes de individuos con Síndrome de Timothy, tenían menos células del tipo que conecta los dos hemisferios del cerebro, así como una sobreproducción de dos de los mensajeros químicos del cerebro, la dopamina y la norepinefrina. Los investigadores piensan que pueden revertir estos efectos mediante la estrategia de bloquear químicamente los canales afectados, lo que obviamente, da mucha esperanza a la sociedad.

A fin de entender mejor, señalamos que cuando hablamos de autismo, nos estamos refiriendo a toda una gama de trastornos complejos del  desarrollo neurológico de la persona, que se conoce como el trastorno del espectro autista (ASD). Una persona con autismo se caracteriza por tener una serie de limitaciones en sus interacciones sociales (en su relación con otras personas), dificultades en la comunicación (tanto en habilidades sociales como en el intercambio verbal), y por tener conductas estereotípicas (movimientos de balanceo repetitivos, dar vueltas,…) y restringidas.

Los niños con autismo pueden tener problemas para hablarle, o no mirarle a los ojos cuando les habla. Es posible que tengan la necesidad de alinear sus lápices antes de poder prestar atención, o decir la misma frase una y otra vez para calmarse. Pueden agitar los brazos para indicarle que están contentos, o hacerse daño para mostrarle que no lo están.

El autismo, se suele diagnosticar en la infancia temprana y comprende varios tipos de trastornos con diversos niveles de gravedad, siendo el más leve el síndrome de Asperger. El síndrome de Timothy, objeto del estudio que mencionamos hoy,  es conocido por ser causado por una mutación genética única. Los niños afectados por el síndrome de Timothy a menudo muestran síntomas del espectro autista, junto con una amplia constelación de problemas físicos (cardiacos entre otros).

Hasta hoy no se conoce la causa del autismo, existen teorías que invocan tanto causas genéticas como ambientales. El autismo dura toda la vida de una persona. No existe una cura, pero el tratamiento puede ayudar. Los tratamientos incluyen terapias conductuales y de comunicación y medicinas para controlar los síntomas. Las terapias incluyen sesiones de capacitación intensivas y altamente estructuradas orientadas a desarrollar las habilidades sociales y del lenguaje.  El asesoramiento familiar para los padres y los hermanos de los niños con autismo a menudo ayuda a las familias a enfrentar los desafíos particulares de vivir con un niño con autismo.

Los invito a visitar un enlace interesante,  que detalla el estudio que acabamos de mencionar con células de pacientes con síndrome de Timothy , ilustrándolo a través de un video muy didáctico. 

El Trastorno de la Imagen Corporal

Hoy que asistimos  a un escándalo internacional ocasionado por la mala calidad de implantes mamarios (ver publicación anterior en este mismo blog) y que actualmente es objeto de procesos judiciales en Francia (país de origen de la empresa que fabricó y comercializó las prótesis PIP) provocando la toma de consciencia de los gobiernos de los diferentes países, creo pertinente hablar de lo que hay detrás de muchos de los casos que han llevado a las mujeres a realizar esas operaciones estéticas. Cabe señalar que esto no se aplica a todas las mujeres que recurrieron a este tipo de cirugía.

La imagen del cuerpo es una representación mental  de nosotros mismos que hemos ido construyendo a lo largo de nuestra vida, y se refiere a cómo percibimos, nosotros mismos, nuestro cuerpo o nuestra apariencia.  Esta representación mental, comprende tanto un esquema corporal perceptivo (que vemos) como un conjunto de emociones, pensamientos y conductas que se han asociado.

Existe un trastorno de esa imagen corporal, que clínicamente se conoce como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC, según el DSM-IV) y consiste en una preocupación excesiva y fuera de lo normal por algún defecto percibido (real o imaginario) en las características físicas (imagen corporal). Si el defecto existe, la preocupación y ansiedad experimentada por la persona con TDC es excesiva, ya que lo percibe de un modo exagerado.

La persona puede quejarse de uno o varios defectos; de algunas características vagas, o de su aspecto en general, causándole un malestar psicológico significativo que deteriora su desempeño social o laboral, hasta el punto de manifestar síntomas ansioso-depresivos severos (en algunos casos depresión con riesgo suicidario), el desarrollo de otros trastornos de ansiedad (obsesiones compulsivas, ansiedad social, fobia social,…) aislamiento y exclusión social. Aunque el TDR se encuentra frecuentemente relacionado a los trastornos alimentarios (anorexia y boulimia,…).

El inicio de los síntomas generalmente ocurre en la adolescencia o en la edad adulta temprana, donde comienzan la mayoría de críticas personales relacionadas con la imagen corporal y va disminuyendo con la edad, aunque en muchas ocasiones puede persistir en la edad adulta. Afecta por igual a hombres y mujeres.

La autoestima baja es una característica común de las personas con TDC, ya que centran su valor como personas en la percepción de su apariencia. Es más común entre jóvenes de clases media y alta, con pocos o ningún defecto físico; y que influenciados por los medios de comunicación y los altos estándares de belleza actual, empiezan a tener una percepción errónea o exagerada de defectos físicos imperceptibles o imaginarios.

Las principales obsesiones se centran en:  la piel, el rostro, genitales, arrugas, dientes, pecho, nalgas, cicatrices, asimetría facial, pelo, vello facial, labios, nariz, ojos, muslos, piernas, abdomen, orejas, barbilla,… Los hombres se preocupan generalmente de los genitales, mientras que las mujeres suelen preocuparse más con su cara, pelo y pecho. El defecto existe en los ojos del que sufre de TDC y no entiende por qué su entorno cercano no pueda ver el defecto que percibe y que persistan en discutirle y a pesar de todos los argumentos que le presenten, dará validez solamente a lo que el percibe.

En muchos de los pacientes con TDC, se encuentran cirugías estéticas y tratamientos dermatológicos a repetición,  que tienden más a aumentar la insatisfacción con su imagen corporal, como  es el caso de la rinoplastia, que tiende a resultar aún más insatisfactoria.  
Cuando se tienen familiares y/o amigos con este problema, lo primero que hay que hacer es convencerles de hacer una psicoterapia cognitivo-conductual, que es la que ha demostrado ser eficaz, según muchas investigaciones. 
 
 
 

Cuando el autoestima nos genera problemas


El autoestima, es la imagen (o el concepto) que tenemos  de nosotros mismos y de nuestro valor (comprende todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones,…) que hemos ido formando a lo largo de toda nuestra vida en base a los mensajes positivos o negativos que hemos recibido de nuestro entorno (familia, amigos,… etc.) y las experiencias (exitosas o fracasos) que hemos vivido, y que hemos integrado progresivamente en un sentimiento positivo hacia nosotros mismos (nos sentimos inteligentes y atractivos,…) o, por el contrario, en un incómodo sentimiento de no ser lo que esperábamos (nos sentimos poco inteligentes y no atractivos,…).

Un adecuado nivel de autoestima es la base de una buena salud mental y del bienestar de la persona. Un autoestima elevada hace que se maneje mejor las situaciones de estrés que se puedan experimentar, que se tengan menos emociones negativas (cólera, agresividad, tristeza,…), que se desarrollen menos problemas psicosomáticos y menos depresión que cuando se tiene el autoestima baja.

Las personas con autoestima baja se muestran indecisas, con dificultades a tomar decisiones por temor a equivocarse, por lo que dependen de otras personas para la realización de muchas de sus tareas o la toma de decisiones. No valoran sus capacidades, juzgan sus habilidades como pequeñas, y magnifican la de los otros. Son ansiosos y nerviosos, lo que los hace evitar situaciones  en las que tienen que hablar o confrontarse con otras personas. Se dan por vencidas antes de empezar cualquier actividad. No identifican bien sus emociones y no pueden expresarlas. Experimentan una sensación de derrota cuando son criticados o se equivocan, por lo que les cuesta reconocerlo. Son propensos a culpabilizarse por cualquier error o a buscar culpables,… entre otras características que podríamos mencionar.

Muchas son las personas que tienen un nivel bajo de autoestima y viven con un sufrimiento latente en todas sus actividades sin llegar a resolverlos. En nuestra consulta psicológica, encontramos con frecuencia un nivel bajo de autoestima a la base de numerosos problemas psicológicos de ansiedad (fobia social o timidez, otras fobias, obsesiones,….), depresión, trastornos alimentarios (boulimia, anorexia,…) , trastornos de imagen corporal (en personas que recurren a numerosas intervenciones de cirugía estética de nariz, pechos,…) adicciones (alcohol, drogas,…), problemas de pareja (conflictos, problemas de comunicación,…) y sexuales,…etc.

Operar cambios en el autoestima es posible. Cuando el problema es leve algunas recomendaciones  son suficientes para mejorar, pero si es un poco más serio, es mejor buscar un apoyo profesional (Psicólogo-Psicoterapeuta) que con toda una serie de técnicas de probada eficacia puedan ayudarle a resolver el problema y emprender su vida con nuevas perspectivas.

Van algunas pautas simples para mejorar el autoestima:

Conviértete en el mejor amig@ de ti mism@, y acéptate como persona, tal como eres, con tus cualidades y tus defectos. Así como se le quiere y acepta al mejor amigo.

Dedícale más tiempo y atención a las actividades que te procuran placer, a ti, no a los demás!.

Desarrolla el sentido del humor, no des importancia a las cosas que no la tienen ni a los comentarios de los demás. Piensa que frente a todo lo que hacemos, siempre habrá 50% de gente que está a favor y 50% en contra, acostúmbrate a vivir con ello. Es una realidad a la que todos tenemos que adaptarnos.

Permítete el error. Asume las responsabilidades y toma las decisiones que requieras, si algo sale mal, no se acaba el mundo!. Eso nos ocurre a todos. Solo trata de sacar las lecciones que te permitirán hacerlo mejor y vuélvelo a intentar,… una y otra vez si es necesario!.

Reconoce tus logros y prémiate por ellos, así sean pequeños, poco a poco avanzarás hacia tus metas y te irás sintiendo mejor. 
 
 

Las prótesis mamarias defectuosas pueden convertirse en un problema de salud mundial.

Las prótesis mamarias son dispositivos que se implantan en las mamas o pechos de las mujeres fundamentalmente por dos razones: con carácter estético, para aumentar los senos en aquellas mujeres que desean poseer unos pechos más grandes (que corresponden al 80% de los casos), y para reconstruir el pecho en aquellas mujeres a las que se les ha extirpado algún seno por sufrir un cáncer de mama.

Las prótesis utilizadas en Europa (Francia, Gran Bretaña, España,…)  y gran parte de la América Latina, producidas y exportadas por la empresa francesa  Poly Implant Prothèse (PIP), han resultado ser defectuosas: por la alta tasa de rupturas dentro del cuerpo y por la utilización de un gel industrial no adecuado para ese tipo de implantes y diferente del anunciado en el momento de su entrada al mercado (el que al entrar en contacto con los órganos, puede provocar inflamaciones y desarrollar el cáncer) y son, actualmente, objeto de procesos judiciales de parte de las asociaciones de victimas luego de constatar problemas graves de salud e incluso muerte por linfomas.

Este tema se está convirtiendo en un problema de salud mundial. Durante el año 2010, muchas acciones se han desarrollado en los diferentes países. En Francia, la Agencia de Productos para la Salud  (Afssaps) ha ordenado el retiro del mercado de esos implantes mamarios en gel de silicona PIP; se han nombrado comisiones de  investigación al respecto y, el Ministerio de la Salud anunció que asumirá, a través de la Seguridad Social, los gastos de un remplazo de implantes para las mujeres cuya cirugía haya sido por el cáncer y el retiro de las otras. En España se ordenaron a los cirujanos de no implantar más ese tipo de prótesis. En el Reino Unido, 250 mujeres están haciendo un proceso judicial a las clínicas que utilizaron esos implantes. En Chile, Venezuela y Brasil  se retiraron del mercado esas prótesis PIP, …

Estos problemas, a parte de los detalles judiciales, nos ponen frente a nuestra propia responsabilidad en la toma de decisiones sobre las intervenciones quirúrgicas estéticas a las que nos sometemos, sin tener necesidades reconstructivas que son lógicas luego de haberse visto afectada por el cáncer.

Cuando tenemos un problema de autoestima creemos que lograremos ser felices si resolvemos algún detalle (que no nos gusta) de nuestro cuerpo, que nuestra propia predisposición psicológica nos la hace ver magnificada y como un defecto que nos causa el problema, y vemos, de manera equivocada, a la cirugía estética como la “varita mágica” que nos hará resolver el problema.

Para no verse expuesta a problemas de salud del tipo que abordamos hoy,  le aconsejamos que si se siente mal con su cuerpo, pregúntese si existen maneras naturales de conseguir lo que ansía, a través de una dieta especifica y ejercicios regulares?,… etc. , o tal vez necesite,  algo de ayuda profesional (psicoterapeuta) para ayudarle a levantar el autoestima e integrar mejor su cuerpo y sus transformaciones propias a los diferentes ciclos de vida y desarrollar diferentes opciones de sentirse mejor consigo misma.

Si de todas maneras ha decidido de someterse a una operación quirúrgica, no escatime esfuerzos para preguntar todo lo referente a los productos y fármacos que van a utilizar (calidad, procedencia, resultados de investigaciones, efectos secundarios, riesgos, garantía de resultados,…etc.), porque su cuerpo es su tesoro y si no lo cuida usted misma, no espere que los otros lo hagan.

Si ya tiene un implante, vaya a controlarse con su cirujano y verificar que no es la prótesis PIP que tiene en el cuerpo. Vea el enlace adjunto para los detalles de esos implantes.