Los celos en las parejas generan muchas tensiones y
sufrimiento. Son frecuentemente mencionados como motivo de separaciones, porque
cuando se vuelven patológicos (obsesivos) son una verdadera pesadilla, no solo
para la persona que siente los celos (por la ansiedad que le provoca), sino
también para la que los soporta, (que vive asfixiada por la sospecha cotidiana
y la desconfianza), lo que perturba gravemente la calidad de vida y de relación
que mantienen ambos.
Muchas personas consideran
los celos como sentimientos normales en una pareja, incluso hay algunas que los
consideran como una “prueba” de la existencia de amor entre dos personas que mantienen
una relación (de enamoramiento, noviazgo, matrimonio o convivencia) y que, de alguna manera, se consideran mutuamente como su pertenencia, su
mitad o su complemento; y es en esa idea, que el miedo a perder su espacio en
la vida del otro y ser abandonado, genera (tanto en hombres como en mujeres)
ese sentimiento de celo que afecta a la relación.
La frontera entre los celos
normales y patológicos (enfermizos) no es muy neta, progresivamente pueden acentuarse
y convertirse en una verdadera obsesión que tiene una manera bastante
perniciosa de agravación hacia un trastorno obsesivo-compulsivo; aunque encontramos
algunos casos serios en personas con problemas de personalidad o incluso de
paranoia (manera general de funcionar con desconfianza y la idea de persecusión).
Se habla de celos patológicos cuando estos son recurrentes (vienen con frecuencia),
y se han instalado insidiosamente en la mayor parte de situaciones de la vida
cotidiana, generando mucha ansiedad y accesos de agresividad que puede llegar a
veces a ser destructivos (agresiones, actos de violencia,…).
La mente de la persona
celosa es invadida por pensamientos
obsesionales de sospechas (de engaño); se siente habitada por el miedo a perder
al otro y a ser abandonada, lo que le provoca una ansiedad importante que no
puede controlar; y que a pesar de los
esfuerzos que hace, siente que es más fuerte que ella. Frente a esa ansiedad
(que le parece insoportable) la persona se pone a verificar (a hacer compulsiones)
todas las cosas de su pareja, buscando pruebas del engaño, hacer muchas
preguntas una y otra vez, sin llegar a calmarse realmente con las respuestas
que recibe, sino más bien, a alimentar
la ansiedad y hacerla cada vez más fuerte…, lo que vemos reflejado en lo que
nos cuenta un paciente: “Desde hace meses, cada día soporto la misma
rutina: cuando regreso del trabajo, ella
me revisa el móvil, los bolsillos, la cartera, el histórico de mi ordenador, los
mails, todos los papeles,… buscando un ticket de algún gasto extra,…. Puedo
hacer todo para calmarla, diciéndole que la quiero a ella, que yo la escogí,
que no tengo otra persona,.. pero nada es suficiente!. Ella ha llegado hasta a anotar el kilometraje
de mi coche para ver si voy a ver a alguien antes de venir a casa,…”. Yo me
enervo y le grito porque estoy cansado de que me acose con sus preguntas y viole
mi intimidad de esa manera,.. pero es esfuerzo perdido!, ella se calma un
momento y después recomienza. Si salimos a algún lado, ella vigila si miro a
alguna mujer que cruzamos, a la cajera de la tienda,… es inimaginable el
calvario que me hace vivir”.
Esa queja del paciente es como muchas de las que
escuchamos en terapia, que demuestran que ambas personas tienen un sufrimiento
importante que pone en riesgo la calidad de vida y la estabilidad de su pareja.
La sospecha crónica del otro les impide de vivir una relación armoniosa y puede
incluso, a veces, empujar al otro (que se siente injustamente agredido por la
sospecha cotidiana) a los brazos de otra
persona…, que cansado de tanto ser acusado constantemente de engañar a su
pareja, pueda decidir un día a hacerlo,
pensando que, finalmente, eso no cambiará nada en la actitud de su conjugue.
Muchos se deben preguntar que lleva a las personas a
desarrollar los celos patológicos, a lo que podemos decir que no hay una sola
causa; son diversas las causas que pueden llevar a una persona, en una
determinada situación o etapa de su vida a
desarrollar este problema. En algunos casos vemos a personas que tienen
un problema de autoestima baja (están convencidas de que un día u otro serán
abandonadas, porque no se sienten capaces de mantener la relación que tienen, o,
no se sienten a la altura de su conjugue);
en otras vemos que han vivido una experiencia de engaño bastante dolorosa que las
ha traumatizado y generado una inseguridad en la relación; otras personas que
vienen de familias en las que las experiencias de tensiones, conflictos y engaños
eran frecuentes y que temen que eso les pase también a ellas,…., por mencionar solo
algunas de las situaciones que encontramos en terapia.
Finalmente, si Ud. tiene en su entorno cercano, a una
persona que tenga celos patológicos, convénzale de buscar ayuda profesional,
porque un solo conjugue no podrá llegar a resolver ese problema por más
esfuerzo y buena voluntad que le ponga. La persona que lo sufre tiene un
trastorno importante y no reconoce que sea exagerado lo que vive, ella está
convencida de que es engañada y todas las cosas que hará para controlar sus
miedos, no harán más que agravar su
obsesión y la ansiedad que viene con ella. Este tipo de personas van a terapia
solamente cuando el nivel de sufrimiento es extremo o cuando la pareja ha
decido de terminar la relación y le ha puesto un ultimátum. En todos los casos,
se requiere con cierta urgencia, una
psicoterapia de tipo cognitivo-conductual para llegar a resolver el problema y
devolverle a la pareja la posibilidad de vivir con tranquilidad y armonía.