“El corazón que bate muy rápido, los músculos
que tiemblan, el cuerpo que se pone a transpirar, dolor en el pecho, en el
vientre,…”, son algunos de los signos
de una “crisis de angustia” que fácilmente reconocen, quienes las han vivido
con cierta frecuencia; los que por primera vez los sienten, tienen simplemente
la impresión de estar a punto de morirse!. Numerosos son los que llegan a los
servicios de urgencias de los hospitales, convencidos de que tienen una crisis
cardíaca y se sorprenden o incluso se sienten incomprendidos por los médicos,
cuando les dicen que no tienen nada grave.
Un “ataque de pánico” o una “crisis de
angustia” (también conocida en algunos países como “crisis de espasmofilia”) no
es una simple ansiedad, que es una reacción natural y normal frente a un
peligro o una situación de estrés. Tampoco
es un fenómeno raro, se estima que el 5% de la
población sufre de ese tipo de problemas, por lo que conviene de explicarlo con
algo de detalle.
Un ataque de pánico es una crisis de
angustia acompañada de síntomas físicos (muy desagradables y difíciles a
soportar) y síntomas cognitivos (mentales) que se reflejan bien en la queja de
una paciente: “Apareció
cuando fui a hacer compras…, creí que me iba a volver loca,… me vino una crisis
y no es la primera vez. Yo entré al supermercado y cuando fui a la zona baja para buscar un detergente, me sentí muy rara,
como si no fuera yo misma. Mi corazón comenzó a golpear tan fuerte que pensé
que me iba a caer,… y salí corriendo del supermercado, pero ni en la calle me
iba mejor. Mi corazón seguía batiendo fuerte,.. tenía la impresión de que me
estaba muriendo!. Fui de inmediato al hospital y apenas pude hablar con alguien
se me pasó…. Luego, me hicieron varias pruebas médicas y me dijeron que todo
era normal…., pero yo sé que tengo algo serio!, porque ya son varias veces que
me ha venido esto y realmente me estropea la vida!.,… recuerdo que hace cuatro días tuve otra crisis muy fuerte
cuando estaba por tomar el tren y no lo tomé, no fui a trabajar!,… y casi a
diario tengo pequeñitas, como si comenzaran las crisis y me estropean el día, Desde que me levanto, tengo la impresión de
que voy a tener una crisis, me siento mal hasta la noche,…”
Cuando los ataques de pánico se instalan
en la vida de la persona, se habla ya de un trastorno pánico, que puede
presentarse asociado a una Agorafobia (miedo irracional o exagerado a lugares
abiertos o con mucha gente,…) o sin ella. Un trastorno pánico es más que una
simple crisis de angustia aislada, éste se
caracteriza por la recurrencia (que viene con cierta frecuencia) de ataques que
aparecen de manera imprevisible (sin que haya aparentemente algo que los
provoque) y se van complicando progresivamente.
El primer ataque viene generalmente de
manera imprevista, cuando la persona está realizando cualquier actividad
cotidiana, como conducir un coche, comer en un restaurante, caminar en el
campo, estar en algún lugar muy concurrido,…cuando , de golpe, siente un gran
terror. Le invade la impresión de que una catástrofe le ocurre; y al igual que la paciente que mencioné antes,
tiene la impresión que se va a desmayar, volverse loca o incluso morir en acto!.
Siente que su cuerpo se enloquece: siente palpitaciones, dificultad de respirar,
sudores, sensación de asfixia…El malestar más intenso le dura sólo algunos
minutos, pero el miedo que la crisis regrese no le abandonará más. Su día se le
ha estropeado, pero también las siguientes.
Así, marcada por esa primera experiencia
catastrófica, la persona tiene temor de volver a estar en las situaciones
parecidas a las del primer ataque. Si su primer ataque vino cuando estaba en un
restaurante donde había mucha gente, comenzará a tenerle miedo a los lugares
cerrados y con mucha gente: restaurantes, tiendas, aviones, cinemas, transportes
en común…y comenzar a evitar de frecuentarlos.
Tendrá la impresión de que su universo
cotidiano se ha convertido en un terreno minado que puede hacerle daño en
cualquier momento. Ella se pone también a vigilar las reacciones de su cuerpo,
y cuando descubre que tiene un síntoma que se parece al que tuvo en un ataque
de pánico (el corazón que se acelera, un ligera dificultad a respirar, una
sensación de garganta apretada), teme que esos pequeños signos estén señalando
la venida de la catástrofe y es ese miedo, precisamente, que desencadena otro
ataque.
La persona, comienza a sentirse más
vulnerable, tiene miedo de estar sola, pide que le acompañen en todos sus
desplazamientos (o simplemente no sale de casa), porque siente terror a la idea
de tener una crisis cuando esté sola y no haya una persona de confianza que le ayude.
Entonces, evita ciertas situaciones y calcula todas sus actividades de manera a
estar siempre rodeada de personas conocidas, desarrollando así la agorafobia y
otras fobias.
La depresión es otro de los riesgos que,
además de las fobias, asechan a las personas que sufren de pánico. Cerca al 20% de personas con ese trastorno hacen
tentativas de suicidio. Casi dos de cada tres pacientes con pánico están deprimidos y, en algunos
casos, es difícil de determinar si es la depresión que se complicó con ataques
de pánico, o es el sufrimiento causado
por los ataques que llegan a generar una depresión en la persona. Otros riesgos
vienen del alcohol o los medicamentos (ansiolíticos, benzodiacepinas,..) que
utilizan para disminuir sus síntomas durante las crisis y desarrollan rápidamente
una dependencia a esas sustancias, lo que obviamente les provocará mayores
problemas.
Un “ataque de pánico” ( o “crisis de angustia”) puede durar unos
minutos o varias horas, dejando a la persona completamente agotada. Viene por
lo general de manera brutal, sea en una situación temida sea al improviso. Hay
una diversidad de síntomas, pero las más frecuentemente mencionadas por los
pacientes son:
· * Palpitaciones, taquicardia
· * Transpiración
· *Temblores de músculos o sacudones
· * Sensación de asfixia, dificultad a respirar,
· * Dolores toráxicos
· * Nauseas, dolores abdominales, vómitos
· * Sensación de vértigo, cabeza vacía, impresión de desmayarse
· * Sentimiento de despersonalización (como si fuera otra persona, o
se mirara como en una película),
· * Sentimiento de miedo intenso e inexplicable
·
Los síntomas de un ataque de pánico pueden ser muy impresionantes
y pueden, a veces, parecerse a una verdadera crisis cardiaca o a de problemas
digestivos a repetición (nauseas, vómitos, diarréas,…) . Razón por la que se
debe, en un primer momento, hacer un examen médico (cardiaco y digestivo) para
descartar una causa orgánica. El descarte rápido permite evitar que se haga
crónico el problema y que la persona entre en un circulo vicioso en el que los
síntomas físicos y mentales se agraven mutuamente (las crisis se vuelvan cada
vez más frecuentes y el miedo de la
crisis genere nuevas crisis….).
Si tiene un familiar o un amigo con este problema, sepa que es
realmente serio, pero que tiene tratamiento. Los medicamentos (anxiolíticos y
otros) ayudan a corto plazo a disminuir la intensidad de los síntomas durante
las crisis pero de ninguna manera hacen que desaparezcan.
El tratamiento reconocido como más eficiente es la Psicoterapia Cognitivo
Conductual, que tiene la ventaja de su rapidez (terapias cortas de algunos meses) durante las cuales el
terapeuta ayudará al paciente a desaprender los malos reflejos y adquirir
nuevas maneras (y más adaptadas) de dominar sus miedos y retomar
progresivamente el control de su vida: aprendiendo a gestionar mejor las
reacciones de su cuerpo (sus síntomas físicos), sus emociones, sus maneras de
pensar, sus actividades cotidianas, sus relaciones sociales,….
Información en: www.cleliagalvez.com