Muchos padres se preguntan con
gran preocupación ¿cómo evitar que sus hijos entren al mundo de las drogas?, un
mundo complejo y destructivo que vemos a diario en múltiples casos de jóvenes y
adultos adictos a los diferentes tipos de drogas, que han perturbado sus vidas y
la de sus familias (trabajo o estudio precario, problemas con la justicia, relaciones
sociales disminuidas e inadecuadas, relaciones familiares conflictivas,
marginalización,….)
Para saber cómo lo evitamos es
preciso entender cómo comienza el proceso. Según los estudios, los jóvenes
prueban una primera vez, las drogas o el alcohol, por curiosidad “para ver que
se siente”, otros lo hacen para imitar a sus amigos, sobre todo cuando hay
presión sobre ellos y no saben decir “no”. Otros aún lo hacen para demostrar
que ya son adultos e independientes. El riesgo reside en que cuando un adolescente comienza a
consumir cualquier sustancia adictiva (drogas, alcohol o medicamentos,…), ésta
llegue a gustarle y decida de consumirla con cierta regularidad, lo que rápidamente
(y sin que él mismo se dé cuenta) se convertirá en una adicción que le perturbará
la vida.
Aparentemente, el riesgo
sería mayor en los adolescentes con ciertas dificultades en sus competencias
sociales (“tímidos”, baja autoestima,…) que serían los más susceptibles a
consumir drogas y alcohol porque descubren los efectos inmediatos de “escape”
que les ayudan a soportar su malestar en situaciones sociales y se sienten más
capaces para hablar y desenvolverse en un grupo,…. Contrariamente, un
adolescente que haya aprendido a desenvolverse en la sociedad, a vencer obstáculos
contando sobre sus propias capacidades, sería menos propenso a caer en ese tipo
de problemas.
El tratamiento de una
adicción a las drogas es uno de los más complejos a realizar (con etapas sucesivas
de: desintoxicación, psicoterapia de mantenimiento de resultados a nivel individual, grupal y familiar, cambios de
entorno social,…) y tiene altas tasas de recaídas; por lo que, todos los profesionales, aconsejamos a los padres de hacer esfuerzos
por prevenir el problema en sus hogares en lugar de esperar a que se presente y
se tenga que hacer un tratamiento de un
comportamiento adictivo.
Van allí algunas recomendaciones
a los padres:
1.
Crear
un ambiente de seguridad (confianza) y comunicación en el hogar.
Trate de escuchar a su hijo(a) (a toda edad y más a la adolescencia), de contestar
a todas sus inquietudes, sea cual fuere el tema del que quiera hablar. Haga que
su hijo(a) sienta que puede confiar en usted (que estará siempre para apoyarle
y protegerle), que puede hablarle de todo y que no tendrá que soportar una
lección de moral cada vez que lo haga; así cuando esté en alguna situación
problemática (de consumo de drogas de parte de sus amigos, por ejemplo) no dudará
en llamarle a usted para que pueda sacarle de esa situación.
2.
Hablar
sobre las drogas. Busque momentos para hablar en familia (por
ejemplo, cuando están cenando) en los que se aborde el consumo de drogas y sus
efectos nefastos, poniendo incluso ejemplos de personas que arruinaron su vida
con esas sustancias; pero antes, infórmese bien sobre lo que existe y sus
efectos, para sus conocimientos sean más exactos (y el adolescente no resulte
sabiendo más que usted). Haga el esfuerzo de mirar con su hijo(a) algunas
películas , reportajes, publicidad o cualquier información sobre el tema en los
medios de comunicación; aproveche para conversar con el adolescente y ayudarle
a generarse una opinión; esto va a prepararlo para situaciones en las que el
tema aparezca entre sus amigos.
3.
Conocer
el entorno social de su hijo(a) adolescente. Conozca a todos los
amigos de su hijo(a) adolescente, invítelos a casa algunas veces para ver que
sensibilidad tienen; conozca a sus padres, para saber en qué ambiente se mueve
su hijo(a) y también poder hacerle un seguimiento en caso de que comience a
retraerse. Cuando salga con amigos, pregúntele donde, con quienes y cómo van a pasar el tiempo (obviamente,
evitando hacer un interrogatorio de estilo policial). Asimismo, ponga reglas
claras sobre la hora de retorno (y penalidades para cuando incumpla las reglas).
4.
Enseñar
a través del ejemplo. Para enseñar a un adolescente hay que
“tener autoridad moral”, quiere decir que no podemos ser dependientes del alcohol
o tabaco, por ejemplo y exigirle a un adolescente de no tocar a drogas o
alcohol. Si tiene algún problema con un producto adictivo, es la ocasión para
dejarlo!. Hágalo por su hijo(a)!.
5.
Ayúdele
a tener seguridad en sí mismo. Esté atento a hacer que su
hijo se sienta bien con él mismo, reconozca y felicítele por sus logros y todos
sus esfuerzos (enfoque los errores solo como lecciones que debe tener en
cuenta) , dígale con frecuencia que lo quiere, y sobre todo, enséñele a decir “no” y a mantenerse firme en
sus decisiones. Acepte también que en algún momento le pueda decir “no” a algo
que haya usted pedido y acepte su decisión. Eso le servirá para no ceder a la
presión de los amigos.
6.
Diríjalo
hacia la práctica de actividades y deportes. Pase más tiempo con
él, ayúdele a descubrir sus aficiones deportivas, artísticas u otras, y promueva que lo practique con bastante
regularidad; eso contribuirá a disciplinarlo y lo alejará de situaciones de
“tiempo vacío a llenar con experiencias nefastas”.
Finalmente,
si cree que su hijo(a) está consumiendo
drogas o alcohol, hable claramente con él, sobre lo que ha observado en su
comportamiento, pregúntele y escuche calmadamente sobre cómo ha llegado a eso?,
con quienes y donde lo hace? Para que usted pueda ayudarle a hacer cambios en
sus rutinas a fin de eliminar las situaciones de riesgo. Pídale que él se
comprometa a no tener un consumo
habitual que podría rápidamente llevarlo a la adicción…. Si no logra hacer que deje la sustancia, entonces busque
lo más pronto posible la ayuda de un profesional y un centro especializado
donde pueden desintoxicarlo y hacerle el tratamiento adecuado (y ayúdele
participando activamente en su terapia) en caso de que ya tuviera una adicción.
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