Desde la aparición de los cigarrillos
electrónicos en el mercado, hemos asistido a un rápido desarrollo de su
demanda. Se han abierto numerosas tiendas para venderlos y en ellas se ven colas
para adquirir tanto el sistema como los fluidos que contienen. Algunos incluso deben
pensar que es la ocasión soñada para poder fumar en los lugares públicos donde
el tabaco no es permitido, por eso los vemos en bares y restaurantes,… consumiendo
tranquilamente el vapor de la nicotina (“vaporeando” como dicen algunos) en
esos dispositivos, pensando, erróneamente al parecer, que no tienen el efecto
negativo del “consumo pasivo” sobre las personas del entorno.
Al observar tal desarrollo comercial del
producto, las organizaciones de la salud de varios países se han preocupado por
saber si realmente no presenta un riesgo. Así en Francia, un grupo de expertos
de la Oficina Francesa de Prevención del Tabagismo (OFT), dirigida por el Dr.
Bertrand Dautzenberg, ha realizado un
estudio y emitido una serie de 28 conclusiones que han sido publicados por
diferentes medios de difusión, aquí solo comentaremos algunas.
El informe recomienda de no prohibir los
cigarrillos electrónicos, sino de reglamentar su utilización y venta porque sí representan
un riesgo para la salud pública, como el tabaco, aunque en menor medida. Si
bien es cierto que para un fumador crónico este sistema es una alternativa
menos tóxica (porque contiene nicotina líquida que al igual que un parche pueda
darle, al fumador, la dosis que le impida de tener el “mono” de abstinencia), y
que puede permitirle de fumar menos y en el mejor de los casos, ayudarle a “desengancharse”
del tabaco si ha tomado la decisión de hacerlo. Sin embargo, para los
organismos sanos (de fumadores ocasionales y personas que no han fumado nunca)
representaría un riesgo serio para su salud, por la dependencia y contaminación
del organismo que le provocará la nicotina.
Otra recomendación que hacen es que se
evite la publicidad con ese sistema ni se venda a menores de edad (como tampoco
debiera hacerse por el tabaco, alcohol,…) porque hay el riesgo de que muchos
adolescentes que están en un periodo de búsqueda de un estilo que refuerce su
identidad, puedan volcarse hacia un sistema como ese, atraídos por la imagen “snob” y puedan entrar
en un círculo vicioso de dependencia del que tengan dificultades a salir.
Recomiendan igualmente que el uso sea evitado por las mujeres embarazadas o que
estén lactando.
Así como el tabaco, su utilización debería
ser prohibida en lugares públicos porque, según el Dr. Dautzenberg, existe el problema de contaminación del “fumador
pasivo”, pues se han encontrado huellas de nicotina en la orina de las personas
que han estado presenten en el lugar donde se ha utilizado los cigarrillos
electrónicos. Aunque aún no existen estudios longitudinales que puedan dar
cuenta de los perjuicios a largo plazo, ya es un dato que se debiera tener en
cuenta.
A propósito de ese informe, hemos constatado
que existe un debate entre la gente que toma en cuenta los riesgos y los que
piensan que los lobbies de las empresas que fabrican los cigarrillos con tabaco
estén al origen de ese estudio y sus recomendaciones, aunque también es probable
que muchos fabricantes de tabaco diversifiquen su producción para responder a
ese mercado. Creo que ese es un tema que no tiene importancia frente al riesgo para
la salud al ingerir substancias extrañas
(sea a través del humo de tabaco o de vapores de nicotina, o aún otras
substancias tóxicas,…) que no hacen más que envenenar el cuerpo!
Finalmente, al margen de los debates económico-políticos
que puedan iniciarse, las personas debemos sentirnos responsables de nuestra
propia vida y entender que lo importante es nuestra salud y la de nuestra
familia (recordemos que cuando hay un fumador en casa, éste contamina a toda la
familia y cuando un miembro tiene un cáncer es toda la familia que es afectada:
física, psicológica, económica y socialmente). Por lo que le recomendamos
vivamente a:
·
Si
es fumador(a) no siga haciendo correr un
riesgo inútil a su salud y a la de su familia. Tome la decisión de no obedecer
más a las compañías de tabaco (y a los recaudadores de impuestos por ese tipo
de substancias…!) y empiece a recuperar su libertad de la dependencia de cualquier
substancia a la que esté enganchado(a). Si para ello, tiene que recurrir a un
cigarrillo electrónico, hágalo (con la convicción de ir disminuyendo
progresivamente hasta dejarlo por completo), y si con eso no logra dejar de
fumar, busque ayuda especializada (existen varios métodos terapéuticos eficaces
que se pueden adaptar al nivel de dependencia y al grado de motivación de la
persona).
·
Si, por el contrario, no es fumador(a),
resista a la publicidad y los amigos que fuman, no entre en lo que puede
llevarle a una nefasta espiral de dependencia. Siga disfrutando de su libertad de movimientos,
decisiones y de la vida misma.
Gracias por la información; he comenzado a utilizarlos hace poco y no sabía si eran inocuos o no. Ahora sé que solo son un paso más en el proceso de abandono del tabaco.
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