La
investigación clínica ha demostrado que existe una relación estrecha entre el nivel de estrés que soporta una persona y
su estado de salud. Lo que sugiere que un mayor nivel de estrés, que puede ser:
agudo (intenso y en un lapso corto de tiempo) o crónico (estrés que perdura en
el tiempo) generaría una disminución del bienestar general de la persona y
consecuentemente problemas en su salud física (úlceras, diversas disfunciones digestivas, psoriasis, diversos problemas en la piel, asma,…)
y/o mental (ansiedad, irritabilidad, problemas de concentración, depresión,…).
La relajación
ha sido reconocida científicamente como una técnica que contribuye a la
solución de diversos problemas psicológicos y físicos, facilitando el drenaje
del estrés acumulado, disminuyendo
consecuentemente el nivel de ansiedad, y generando una sensación de calma y
bienestar, de confianza en sí mismo, que permite gestionar adecuadamente las
emociones. Cabe señalar que la relajación, por sí sola, no resuelve los
problemas, pero es de gran ayuda en la terapia (porque sobre ella se aplican
otras técnicas terapéuticas) y sobre todo en la prevención.
Existen numerosas
técnicas de relajación, algunas son centradas en la percepción de movimientos y
sensaciones de tensión -relajación (por ejemplo: de Jacobson), otras centradas
en las imágenes mentales (entrenamiento de Schultz), otras aún con componentes
hipnóticos (hipno-relajación) o la propia hipnosis (que no tiene nada que ver
con la hipnosis de espectáculo!). Algo que hay que tener claro es, que no
existe “la técnica eficaz” para todos, pues cada persona puede reaccionar de
una manera diferente ante una u otra, por lo que hay que buscar la que mejor le
funciona a cada persona.
De lo que se
trata es de conseguir, a través de la relajación, una sensación de calma y
bienestar que permita, a la persona que lo practica, de dejar las tensiones
inútiles para que pueda concentrarse únicamente sobre las necesarias para la
actividad que quiere realizar; para tomar distancia de lo que le está
ocurriendo y ver el mundo exterior y verse a sí mismo con una perspectiva más
objetiva. Ciertas personas pueden hacerlo fácilmente, otras, tienen mayor
dificultad, pero con un entrenamiento todos pueden lograrlo. Es recomendable de
consultar a un psicoterapeuta cognitivo-conductual para entrenarse
adecuadamente, si lo requiere.
Finalmente,
para cultivar una cierta higiene de vida y prevenir la aparición o agravación
de algunos problemas físicos y psicológicos vinculados al estrés, tenga
presente que los beneficios de la relajación, no solo puede lograrse con las
técnicas específicas de relajación. Existen numerosas actividades que pueden
generarle un cierto nivel de bienestar general, entre las que podemos
mencionar: las técnicas inspiradas en la medicina asiática (meditación, yoga,
tai-chi o shiatsu, masajes, sauna,…), el ejercicio físico regular (pilates,
caminatas a paso sostenido, natación, aeróbicos,…), actividades sociales
(salidas con amig@s, asistir a espectáculos, tener ciertas actividades de ocio
con amigos y familia,…), actividades en el campo (jardinería y cualquier
actividad que le procure un contacto con la tierra, el aire sano y actividad
física).
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