Actualmente, se reconoce el
estrés laboral como uno de los principales problemas para la salud de los
trabajadores y el buen funcionamiento de las instituciones o empresas en las
que trabajan. Un trabajador estresado será más propenso a contraer enfermedades
(y faltar al trabajo), estará menos motivado, más distraído con las pautas básicas
de seguridad y como consecuencia será menos productivo, tendrá más accidentes,…etc;
lo que, obviamente, disminuirá las posibilidades de la empresa en la que
trabaja a tener éxito en un mercado cada vez más exigente y competitivo.
Los expertos coinciden en
señalar que, más del 20% de los trabajadores dicen sufrir de trastornos de
salud vinculados al estrés laboral, y que ningún tipo de actividad laboral escapa
a este fenómeno, razón por la que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y la Organización
Internacional del trabajo (OIT) han desarrollado programas para prevenir este
problema y reducir las fuentes de estrés en la empresa interviniendo directamente
sobre la organización, las condiciones de trabajo y las relaciones sociales.
Cómo ya explicamos en el
artículo anterior, el estrés en el trabajo ocurre cuando la persona siente que
hay un desequilibrio entre lo que se le pide que haga en su trabajo profesional
y los recursos internos (sus competencias profesionales o su “saber hacer”) y
externos (materiales “con qué hacer”) de los que dispone para responder.
Cuando lo que se le pide
está a la medida de sus posibilidades, el estrés es positivo y le permitirá dar
lo mejor de si mismo, ser eficiente en el trabajo y sentirse valorizado; sin
embargo, si lo que se le pide es mucho más
de lo que puede responder, es un estrés negativo que atentará contra su salud
si se hace crónico (perdura en el tiempo, lo sufre cada día) como vemos en lo
que dice un paciente: « Cada mañana,
cuando pienso a lo que me espera en el trabajo, siento enloquecer. Mi vida es un infierno: todos me interrumpen
a cada momento para pedirme datos que no conozco y me impiden de concentrarme
en mi trabajo, mis colegas que entran a mi despacho para consultarme sobre
expedientes, una y otra vez…. Mi jefe que pone documentos en mi mesa, unos
minutos antes de salir, para que los resuelva para el día siguiente, diciéndome
con una sonrisa sarcástica “es para ayer”. Y el sistema que no llego a hacer
funcionar,… yo corro haciendo todo, estoy cansado, hastiado, …”
Si nos preguntamos de donde
viene ese tipo de estrés?, podemos afirmar que son muchas las causas (o
factores), que generalmente se agrupan en seis tipos que mencionaremos aquí:
1) Las que dependen del contenido mismo del trabajo a efectuar: cuando
hay exigencias importantes en cuanto a la cantidad del trabajo a realizar (sobrecarga de trabajo, exigencia de
rendimiento y de resultados, presión para cumplir plazos cortos, demasiadas
informaciones a tratar al mismo tiempo,…); exigencias importantes sobre la calidad (trabajos de alta precisión y
calidad, vigilancia,…); cuando hay dificultades en las tareas (trabajo
monótono, sin autonomía, gestos repetitivos,…)
2) Las que dependen de la
organización del trabajo: Cuando no hay una buena repartición y
planificación de tareas (recae más sobre unos que otros); las indicaciones sobre
las tareas a realizar no son claras (no se sabe exactamente que quieren que se
haga); Mala comunicación (las informaciones no fluyen bien y no todos la
conocen); Contradicción entre las exigencias del cargo (cómo hacer bien y
rápido?, a quien satisfacer al cliente o a mi jefe ?); Cuando se tiene nuevos
modos de organización (jerarquía no es muy clara y no se sabe quien toma las
decisiones, o todos hacen de todo y nadie sabe a quien corresponde la tarea); Inestabilidad
de contratos de trabajo (contrato precario, dudas sobre su permanencia en la
empresa,…); conflicto entre sus horarios de trabajo y la vida social y familiar
(trabajos de noche, fines de semana,…).
3)Causas que vienen de las relaciones de trabajo: falta de apoyo de
la parte de colegas (cada quien en su mundo aparte o competencia entre todos)
y/o superiores jerárquicos (exigen pero no enseñan), ausencia de comunicación, gestión
poco participativa (no tienen en cuenta la opinión de los trabajadores),
autoritaria (los cambios son impuestos sin discusión) o deficiente (no hay
autoridad y se forman clanes,…); ausencia o débil reconocimiento por el trabajo
realizado (siempre resaltan lo negativo más no el trabajo realizado)
4)Causas que viene del ambiente físico y técnico: molestias físicas
en el lugar de trabajo (ruidos, calor, humedad,…); mala concepción de lugares
y/o de puestos de trabajo (falta de espacio, iluminación inadaptada o
insuficiente).
5)Causas que dependen de la evolución de la sociedad: utilización
cada vez mayor de internet y tecnología de comunicación a distancia;
disminución de personal y mayor responsabilidad e individualismo en los pocos
que quedan; clientela exigente y agresiva.
6)Causas que dependen del entorno macro-económico de la empresa: Mala
salud económica de la empresa o incertidumbre sobre su futuro (impacto de la
crisis); Competitividad, alta competencia.
Qué pasa cuando el estrés laboral es
crónico?
Las
consecuencias de soportar un estrés crónico y de no tratarlo oportunamente, pueden
generarle ciertos problemas físicos y psicológicos y progresivamente llevarle a
sufrir lo que se conoce como burn-out
(o síndrome del “quemado”), que es un estado de fatiga crónica que resulta de
un proceso lento, de una tensión continua durante largos meses o incluso años
hasta agotarlo. Fenómeno que puede ocurrirnos a todos, sin excepción alguna.
Los
síntomas del burn out son muchos, aunque el que el más sencillo a identificar
sea la fatiga continua , que se acompaña
de un agotamiento mental, humor depresivo, desmotivación,… una baja del
autoestima, un sentimiento de incompetencia… a veces con una irritabilidad
evidente. En el proceso, pueden instalarse trastornos psicosomáticos (dolor de
cabeza, de espalda, problemas digestivos,…..) por lo que las interrupciones del
trabajo por salud se multiplican. Si las cosas continúan así, es la depresión
que termina por instalarse,…
En
caso de que tuvieras dudas sobre si estás propenso a desarrollar un burn-out, encontraras
aquí algunas preguntas que te ayudarán a identificar ciertos signos:
·
Te
sientes cansado fácilmente y tienes con frecuencia dificultades para levantarte
por las mañanas?
· Tienes
la impresión de trabajar cada vez más, mientras que tu rendimiento disminuye
constantemente?
·
Tienes
la impresión de que tus esfuerzos son raramente reconocidos?
·
Tienes
una actitud de impotencia y desengaño?
·
Te
ocurre de olvidarte de tus citas?
·
Estás
mas irritable que de costumbre?
·
Ves
cada vez menos a tu familia y amigos íntimos?
Si
haz respondido positivamente varios a varias de estas preguntas, es que probablemente
estés con riesgo de desarrollar el burn –out y que tienes que hacer un alto y
buscar ayuda antes de que se agraven los problemas.
Para
salir del Burn-out es indispensable de buscar ayuda profesional y hacer una psicoterapia,
si posible de tipo cognitivo-conductual. El tratamiento pasará por aprender a
gestionar las causas del estrés y recentrarse sobre uno mismo, a fin de evaluar
sus aspiraciones profesionales profundas y también sus limites. Descubrir sus
centros de interés y fijarse objetivos realistas. Restablecer la comunicación
con su entorno familiar y social, reaprender a trabajar en equipo y desarrollar
relaciones normales con sus colegas. Aprender a poner límites, decir “no” a
muchas cosas que le sobrecargan. En resumen, es ocuparse de si mismo y lograr un
equilibrio entre trabajo, salud y familia, a fin de volver a encontrar la alegría de
vivir!.
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