El acoso escolar (bullying en inglés) es un tipo de violencia repetitiva
(física y/o psicológica) que se produce entre niños y adolescentes, dentro del
colegio. Si bien este problema no es nuevo, es un tema de
creciente preocupación en todo el mundo, porque al acoso entre escolares y su actual desarrollo
en internet es una realidad que afecta a entre 10-15 % de niños y adolescentes de
todos los países, en los que el sistema escolar es obligatorio.
Los actos de violencia a los que se libran los acosadores tienen diferentes
formas: físicas (golpes, degradaciones del material escolar, la ropa o el
refrigerio, los juegos peligrosos,…), psicológicas (insultos, burlas sobre la
apariencia física, procedencia o religión, rumores, aislamiento,…), incluso
sexuales (amenazas, violaciones,…). Se desarrollan siempre en grupos o “pandillas”
y en los momentos y espacios de menor vigilancia (recreos, servicios
higiénicos, redes sociales en internet,…)
El acoso toma formas diferentes en función de la edad y del sexo: los más
jóvenes, se enfrentan físicamente, los de mayor edad utilizan el lenguaje; las
mujeres hacen correr rumores y aíslan a su víctima por ese vía, los varones
tienen más tendencia a recurrir a la fuerza física para impresionar a su víctima.
Aunque, actualmente, con el uso del internet, varones y mujeres utilizan los
mismos procesos de rumores, insultos, incluso colgando fotos en las que
degradan a sus víctimas, lo que ocasiona problemas más serios ya que el impacto
es multiplicado por el uso generalizado del internet en la sociedad.
El acoso preocupa por la gravedad de las consecuencias sobre las víctimas,
porque pueden desarrollar verdaderas patologías psicológicas (toda una serie de
trastornos de ansiedad, depresión con riesgo de suicidio, trastornos
alimentarios como la anorexia, bulimia,…), escolares (fracaso escolar) y sociales
(marginalización,…), que de no ser tratadas oportunamente podrían comprometer de
manera durable la salud mental y la calidad de vida futura. Las secuelas de la experiencia traumática podrían
resurgir incluso mucho tiempo más tarde, y en algunos casos, como lo señalan
las investigaciones, podría haber una transferencia entre las generaciones, pues
algunas víctimas de acoso se convierten en padres de víctimas, lo que sucedería
también con los acosadores.
¿Se puede prevenir?
A modo de prevención, los padres y adultos de referencia, deberían
promover el desarrollo de ciertas habilidades sociales en los niños, desde la autonomía
(saber tomar sus decisiones, a su medida y en función de su edad), la asertividad
(saber decir “no” y expresar sus opiniones y emociones respetándose a sí mismo
y a los demás) y el autoestima (tener una buena imagen de sí mismo y de sus
capacidades), a fin de que sepan cómo enfrentar los retos de una vida en grupo.
En los establecimientos escolares, el equipo académico debe ser
consciente de su responsabilidad en la prevención del problema: generando un buen
clima escolar (agradable, interesante y seguro), estableciendo reglas claras en
la escuela (sobre todo en la prohibición expresa de todo tipo de violencia) y
vigilando su cumplimiento, promoviendo espacios de diálogo e intercambio de
opiniones y experiencias, organizando a los escolares y canalizando sus energías
con proyectos colaborativos pro-activos (clubes de turismo, preservación del
ambiente, ciencias, poesía, deportes, campañas de solidaridad, oratoria,
debates,….) a fin de enseñar a los niños a trabajar en equipo, de lo contrario existe
el riesgo de un vacío de poder y caos en el que se agrupen al modelo “la ley de
la selva”
Para identificar el problema de acoso, los adultos (padres, profesores,…)
tienen que estar atentos a todo cambio brusco que se opere en las actitudes, en
el comportamiento o en los resultados escolares de los niños y jóvenes; en el aislamiento, las tardanzas sistemáticas
o el ausenteísmo que pudiera ocurrir con ellos y que podría estar siendo la
expresión de un malestar serio. De ser el caso, dar soporte psicológico al que
es objeto de acoso a fin de que rompa el “secreto” sobre sus agresores e intervenir
de inmediato sobre el problema, poniendo todos los medios en acción (padres de víctimas
y agresores, psicólogos, policía,…) en función de las características del caso.
Para identificar e intervenir sobre este problema, existe una guía muy
interesante para padres y escolares que estén confrontados al problema de acoso
escolar por internet. Invito a visitar el sitio e informarse en detalle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario